Definitivamente, Pedro Sánchez es Sanchinflas. El presidente del Gobierno sale a escena a las 14:30 del sábado 2 de mayo, pero no para luchar contra el francés. Desliza varios mensajes en línea con su inconmensurable egolatría pero, sobre todo, y eso era lo que trasmitían las redes sociales durante su discurso y rueda de prensa, Sanchinflas miente.

Ojo, no se trata de mentiras flagrantes, sino de medias verdades expresadas con argumentación muy similar a la del cómico mexicano.

Ejemplo: anuncia una nueva petición –creo que es la cuarta- de prórroga de otras dos semanas del estado de alarma, se supone que desde el sábado 9 al sábado 23. Los periodistas le preguntan por sus relaciones con la oposición que debe aprobar esa prórroga. Y entonces, Sanchinflas responde que no necesita a la oposición para ello puesto que, ojo al dato, si en comparecencias anteriores hubiese pedido una prórroga más larga, ahora no necesitaría de una nueva petición al Congreso. Claro Sanchinflas… pero si pides una prórroga por 6-8 semanas, en lugar de por dos, a lo mejor no te hubieran concedido ni la primera. Cantinflas en estado puro.

Más normas: mascarillas obligatorias en el transporte. Restricciones a la apertura de la restauración y al comercio. Y si no te gusta, lo de Teresa Ribera con los hosteleros: “que no abran”

Pero más medias verdades que son peores que las grandes mentiras. Sanchinflas insiste en que él no quiere encerrar a los españoles ni imponer medidas tan duras como el estado de alarma, pero que se vio obligado porque era la única forma de poder ayudar a los más vulnerables ¿Y qué tiene que ver lo uno con lo otro? ¿No podía usted haber ampliado el subsidio de desempleo, retrasado cuotas, otorgado créditos blandos o cualquier otra ayuda al vulnerable sin encarcelar a la gente? Pues, según Sanchinflas, no, porque si no encerraba a la gente en su hogar no tendría excusa para que “nadie se quedara atrás”.

O sea, primero encierro a la gente en su casa, con lo que destruyo la economía, y declaro un estado de alarma para poder conculcar un montón de derechos fundamentales (libertad de circulación, de reunión, de manifestación, libertad religiosa) y luego me lanzo en ayuda del vulnerable a quien he forzado a cerrar el negocio o he enviado al paro. ¡Es genial este Sanchinflas!

Mentiras y, además, egolatría: la enfermedad está siendo “controlada” y el estado de alarma “ha funcionado”. Entonces, amigo Sanchinflas, ¿por qué somos el país con más muertos del mundo por coronavirus, así como el país con más contagiados del mundo (sí en términos relativos, no va a ser en términos absolutos)? Es decir, un éxito a costa de 38.000 muertos, que no los oficiales y mentirosos 24.000 (con fecha 27 de abril).

Y junto a las medias verdades/grandes mentiras y la egolatría del ‘lo he hecho muy bien’ y mi estado de alarma ha sido un éxito, Sanchinflas impone más normas a los españoles, que eso sí que le mola: desde el lunes 4 de mayo, mascarillas obligatorias en el transporte público. Ya saben, primero eran la clave de todo, luego, como no había mascarillas para todos, se decidió a convertir lo urgente en opcional.

Más: los restaurantes y algunos comercios podrán abrir, pero sólo para recoger pedidos hechos por teléfono. Y otros bajo la norma de un empleado/un cliente.

Y si no, como dijo la finísima y educadísima vicepresidenta Teresa Ribera, ya saben: el que no se sienta cómodo que no abra el negocio. Es la mejor manera de mantener la empresa y crear empleo, doña Teresa. Pero ojo, preguntado por ello, Sanchinflas apoyó a Ribera.

También tiene algo de cantinflesco lo de cambiar de rumbo, es decir, donde dije digo, digo Diego, sin que se note. Por ejemplo, la economía ya no se recuperará en 2020, como aseguraban, sin inmutarse, ese par de embusteras que son la vice Nadia Calviño y la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero.

Y atención a los “pilares” de Sanchinflas para obtener esa recuperación: Europa, que no negará el dinero, los empresarios, que no cerrarán empresas aunque pierdan dinero y, en tercer lugar, la unidad, una variable muy tenida en cuenta por todo economista socialista. Unidad bajo mi mando, se entiende.

¿Fútbol? Es una pregunta concreta y Sanchinflas funciona según la vieja amenaza: que sea la última vez que me formula usted una pregunta directa.

Sanchinflas es mentiroso, pero miente a lo cantinflesco. Sanchinflas es un ególatra, pero menciona cuatro veces la palabra humildad.

Sanchinflas arremete contra Juan Carlos I. Entre el Rey que trajo la democracia a España y el que trajo a los comunistas al gobierno de España, casi me quedo con el primero

Se me olvidaba: palo al Rey Juan Carlos I, tras una pregunta pagada en la que se acusaba al anterior monarca de reducir el prestigio de España en el exterior. Como si para ello no se bastara y sobrara Sanchinflas, convertido hoy en el hazmerreír de la Unión Europea y de Estados Unidos, es decir, de nuestros aliados naturales.

Dos pullitas finales. La primera a la Comunidad de Madrid, reducto del Partido Popular: no critico a Madrid, pero mi delegado del Gobierno en Madrid le va a meter un querellón a la presidenta Isabel Díaz Ayuso por el acto del cierre del hospital de IFEMA, algo de lo que hay que estar orgulloso, porque se juntó demasiada gente, no como en la manifestación feminista del 8 de marzo, donde todas las ministras iban separadas más de dos metros. Contra esa manifestación no habrá querella del delegado del Gobierno porque Sanchinflas está por la unidad.

Porque Sanchinflas es un estadista preocupado de arrimar el hombro pero si, al mismo tiempo puede arrimar un poco de veneno al adversario al que exijo unidad, pues también lo hace.

Además, divide y vencerás: “el jefe del Estado actual ha marcado una línea de conducta y de ejemplaridad en la Casa Real”. Pues qué quieren que les diga. Entre el hombre que trajo la democracia a España y el que trajo a los comunistas al Gobierno de España, casi me quedo con el primero.

Conclusión: seguiré manipulando vuestras vidas pero continúo sin avanzar un milésima en la batalla contra el virus. Matar virus no sé, pero encerrar a la gente es que lo bordo.

La última sanchinflada: fondo de 16.000 millones de euros que, graciosamente, el Gobierno central otorgará a las comunidades autónomas. No reembolsable, insiste Sanchinflas. Hombre sí, pero verá, no es un extra generoso que Sánchez ofrece a las comunidades autónomas: es el mismo dinero público que sale de una deuda pública creciente y asfixiante que pagaremos entre todos los españoles.

Por supuesto, no explica en cuántos años va a repartir ese fondo. Sanchinflas tiene mucha cara.

Y lo mismo con los famosos créditos ICO… que ha “movilizado” Moncloa para luchar contra la crisis. Que son préstamos, campeón, no donaciones. Que esos préstamos hay que devolverlos.

Sanchisflas es sanchinflesco.