Sánchez en la ONU: discurso masónico, cursi y anti-Trump
Pedro Sánchez ha hablado ante la Asamblea de Naciones Unidas que conmemora el septuagésimo quinto aniversario de la Carta de San Francisco. Es curioso: los globalistas destacan la Carta fundacional de la ONU de 1945 e ignoran la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, que es el documento, mucho más relevante, que dio sentido a la institución. Esa institución que en el siglo XXI ha degenerado en la llamada segunda generación de derechos humanos. Hoy Naciones Unidas se ha convertido, ya no en una burocracia inútil sino en una burocracia peligrosa.
A lo que estamos Fernanda, que se nos va la tarde. El discurso de Sánchez (aquí lo tienen) ha resultado más masoncete que nunca, más cursi que nunca (incluido el telón de fondo ‘blue’ que le han encasquetado en Moncloa y más anti-trump que nunca. Seguramente, Joe Biden le habrá llamado para felicitarle.
Sin mencionar las elecciones norteamericanas, Sánchez ha repetido todos los tópicos anti-Trump del Partido Demócrata. Incluso no se ha olvidado de enaltecer el comercio internacional, que algunos tratan de destruir con nacionalismos comerciales. No sé si lo saben, pero el proteccionismo ya no sólo provoca pobreza sino división y violencia.
Un gobierno global, multilateralidad, más fondos para la OMS... Se lo resumo: Donald Trump es mala gente
Por supuesto, el futuro de la humanidad en su lucha contra la pandemia se juega en la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la que hay que dotar de más fondos para que nos cure a todos.
A mí me ha convencido: si me infecto de coronavirus acudiré a Tedros Adhanom para que me cure. Naturalmente, el malvado es Donald, de apellido Trump, quien ha amenazado con retirarle la aportación a la OMS (a ver si se animan otros países).
Como muestra del desafío climático al que se enfrenta el planeta, don Pedro se ha referido a las 2 millones de hectáreas que se han quemado, mismamente en California. No ha dicho que la culpa de los incendios la tenía Trump pero estaba implícito.
Enumeración de los problemas de la hermandad-humana-unida (HHU), pero ni una solución
Y el dardo anti-Trump más envenenado de todos: para cantar las excelencia de las mujeres, Sánchez utilizó un bello ejemplo: el de la jóvenes negras encabezando “manifestaciones en Occidente”, en clara alusión al movimiento Black Lives Matter, un conjunto de antisistema gamberros que, con la excusa del racismo, están imponiendo la violencia en las calles de Estados Unidos.
Pero la definición más exacta del discurso pasa por esos dos adjetivos: masonería y cursilería. De los primeros, las constantes alusiones a la unidad de toda la humanidad, unidad, clama Peter, una respuesta conjunta, un solo mundo, un solo gobierno (¡Uy perdón, que se me ha escapado!).
Para un buen, hombre NOM, el interés general consiste en ser tú quien administres… el dinero de los demás
La hermandad (aquí entra la insufrible cursilería de los Hijos de la Viuda) entre todos los seres humanos, di que sí, por un mundo global que será más justo -aunque no sabe cómo- y porque puede hacer frente a los grandes desafíos: el clima, la digitalización, la pobreza y, sobre todo, la igualdad entre hombres y mujeres. Esto es fundamental.
La masonería siempre tiende al panfilismo. Por ejemplo, cuando considera que enumerar los problemas equivale a resolverlos. Y así, Sánchez asegura que hay un pobreza insoportable.
Hombre, la pobreza suele resultar, en efecto bastante insoportable, pero cuando un líder político habla de solucionar la pobreza en el mundo, conviene que explique cómo se propone hacerlo. De eso ni una palabra. Sólo la hermandad entre los seres humanos, la unidad, bajo mi mando, desde luego.
¡Ah sí!, y una vaga pero peligrosa alusión, a lo público, como solución de todos nuestros males. Si la pandemia ha agravado las desigualdades, la solución estriba en que todos los resortes de producción, por tanto de poder, estén en manos de los Gobiernos, que es lo público, lo que beneficia todos… y que es Pedro Sánchez.
La pregunta es: ¿a qué logia estará afiliado Pedro Sánchez?
Esto es muy masónico y una de la claves de actuación del Nuevo Orden Mundial (NOM) una red en la que figuran todos los millonarios filántropos (o sea, ateazos) y que ya no luchan por hacer más dinero en el universo privado (¿Qué se puede comprar con 10.000 millones que no puedas comprar con 1.000?), en competencia con otras empresas, sino en aumentar los impuestos y el peso del Estado. Porque ellos son los que copan el Gobierno,
Un masoncete cursi, como es Pedro Sánchez, no aspira a presidir un gran banco o una gran multinacional. Primero porque es más difícil que liderar un gobierno, pero también porque la verdadera aspiración del personaje consiste en manejar el dinero de los demás, en hacer que todo dependa del Estado, o sea, del Gobierno. Y si no puedes exprimir a la gente con impuestos te dedicas a emitir deuda pública que gastarás tú y pagará la próxima generación. Para un buen progre, un hombre-NOM, el interés general consiste en ser tú quien administres… el dinero de los demás.
Y la pregunta es: ¿A qué logia estará afiliado Pedro Sánchez?