• En otras palabras: consideran que no ha luchado lo suficiente para quedarse.
  • Y los críticos hicieron todo lo contrario, y más.
  • Emilio Saracho tiene que conseguir 3.000 millones de euros.
  • Y no puede pensar en una nueva ampliación de capital.
El núcleo duro del Banco Popular está muy decepcionado con Ángel Ron (en la imagen). Ojo, no por su gestión, sino porque, según ellos, no ha puesto toda la carne en el asador para ganar la batalla política. Concretamente, consideran que Ron debió plantar cara a los críticos con más determinación. Por ejemplo, creen que debió acudir a las altas instancias esto es, al Ministerio de Economía y al Banco de España, para atajar de una vez por todas las aspiraciones de los rebeldes. De hecho, el ministro Luis de Guindos había admitido, pocos días antes, que el Popular no tenía ningún problema de solvencia. Entonces, ¿por qué se precisaba un cambio en la Presidencia? Pero Ron no jugó esa carta, como tampoco acudió al Banco de España para hacer valer su posición frente a los críticos. Y los rebeldes salieron victoriosos porque ellos sí pusieron todos los medios a su alcance. Recuerden cómo, por ejemplo, la consejera Reyes Calderón acudió al Banco de España para asegurar que ya tenía al sustituto de Ron, cuando lo cierto es que aún no contaba con el sí de Emilio Saracho. Además, ya se ha hablado de la visita que realizó Calderón al presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y ya hemos informado de la que hizo el secretario del Consejo, Aparicio Valls, a la sede del Santander en Boadilla del Monte. En esa misma línea, otro consejero, Antonio del Valle, llegó a asegurar que su compatriota Carlos Slim quería entrar en el capital del banco. Nada se ha sabido desde entonces del magnate mexicano. En definitiva, el núcleo duro considera que Ron les ha dejado huérfanos, que, en cierta manera, les ha abandonado. Idea que cobra aún más fuerza cuando constatan que el plan del nuevo presidente consiste en llevar a cabo el aprobado por su antecesor. Saracho, además, tiene que conseguir 3.000 millones de euros para hacer frente a las pérdidas de 2.700 millones con las que el banco cerrará 2016. Ahora bien, no puede pensar en una nueva ampliación de capital, que supondría un duro golpe a los accionistas en general y al núcleo duro en particular. No, Saracho no puede contar con una ampliación de capital, pero sí con la entrada en el capital del banco de inversores institucionales. Pero cuidado, porque el nuevo presidente puede pasar a la historia como el hombre que salvó al Popular o como el presidente que 'vendió' el banco a fondos de capital riesgo. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com