- Las compañías de Emiratos, Qatar y Dubai han estrangulado a continentales con sus precios bajos.
- Pero pueden hacerlo: son compañías subvencionadas, lo que irrita también a las americanas.
- Lufthansa ha pasado lo peor y en 2016 ha ganado 1.776 millones, el 4,6% más, con menos apuros que Air France-KLM.
- Qatar es el socio incómodo en IAG (20%) mientras Etihad Airways marca el ajuste en Alitalia.
- El consejo de la italiana presenta el plan: 2.000 despidos y un recorte salarial a los pilotos del 30%.
La aerolínea germana
Lufthansa ganó 1.776 millones de euros netos en 2016, un 4,6% más, a costa de apretarse el cinturón para reducir costes. Es un buen resultado -bien recogido en bolsa, con una subida del 3%- que no disipa, sin embargo, el problema de fondo al que se enfrentan todas las
aerolíneas europeas: el juego sucio de las
líneas árabes.
De hecho, los tres países árabes con compañías aéreas propias,
Emiratos Árabes,
Qatar y
Dubai, han marcado el paso a las europeas, directa o indirectamente.
Por la primera vía -les sobran
petrodólares-, han entrado en el capital, como en los casos de
IAG (Qatar es un principal accionista, con el 20%) o
Alitalia (el 49% está en manos de la compañía
Etihad, de Emiratos).
La segunda vía es la interferencia en los precios,
presionando a la baja. Las compañías de Qatar (
Qatar Airways), Dubai (
Emirates) o Emiratos Árabes (Etihad) pueden hacerlo por los cuantiosos subsidios estatales que reciben.
Las tres compañías han duplicado el número de pasajeros que transportan en los últimos años y a su vez ha obligado a las compañías continentales a
reducir los gastos para poder competir, provocando no pocos problemas a las tres principales aerolíneas americanas -
American Airlines,
Delta y
United- y también a Lufthansa o
Air France KLM. La franco-holandesa ha corregido más o menos el rumbo tras siete años de pérdidas,
con dos de beneficios.
La germana, de momento, es la que mejor aguanta, aunque su consejero delegado,
Carsten Spohr, ha avisado que en 2017 tendrá que seguir recortando más los costes, porque es el único modo de compensar la caída de ingresos -debidos también al precio de los combustibles- y mantener la
rentabilidad y las inversiones (en 2016, un 13% menos).
En 2016 facturó un 1,2% menos (31.660 millones), pero mejoró su beneficio operativo un 35,7% (2.275 millones).
Lufthansa vive una situación de inquietud permanente con los
pilotos, que presionan cíclicamente con
huelgas, por las subidas de salarios y las pensiones, pero el origen del problema es el mismo: los ajustes a los que obligó la competencia árabe.
El acuerdo de paz está firmado, pero el coste de los paros en 2016 fue de 100 millones y la provisión para las pensiones ha aumentado un 26%, hasta 8.400 millones.
La situación de
Alitalia, antigua compañía de
bandera italiana, es peor por la presión de su principal accionista mayoritario,
Etihad Airways, lo cual no deja de ser una contradicción. La crisis desde hace años de la italiana procede las
low cost, muchas bajo control de países o compañías árabes.
El consejo de administración de
Alitalia ha aprobado un plan de negocio para hacerla viable, pero pasa, entre otras cosas, por el
despido de 2.000 empleados y un recorte salarial a los pilotos del 30%.
El objetivo es reducir en 1.000 millones los costes en tres años y, en paralelo, aumentar los ingresos un tercio, de 2.900 a 3.700 millones, lo cual no es fácil.
Rafael Esparza