• Abu Dhabi, Qatar y Dubai son los más activos con Etihad, Qatar Airways y Emirates (subvencionadas).
  • Qatar es el socio incómodo en IAG y Etihad Airways marca e ajuste en Alitalia: 2.000 despidos.
  • La política de bajos precios pone en aprietos a las dos grandes europeas, Air France KLM y Lufthansa.
  • Los árabes tiran de petrodólares para entrar activos estratégicos y también para fichar a ejecutivos europeos.
  • El efecto llega a Airbus. Es como si Europa fabricara los aviones que van a llenar de pasajeros los árabes.
Tres países árabes, Abu Dhabi, Qatar y Dubai, se han propuesto conquistar los cielos europeos -les sobran los petrodólares- y ahí siguen, pasito a pasito. Los tres países cuentan con compañías aéreas propias -Etihad, Qatar Airways y  Emirates- y, en paralelo aspiran a ser árbitros en las grandes compañías continentales, por vía directa (con participaciones en el capital) o indirectamente. Ese el contexto, por ejemplo, para comprender la situación en Alitalia, antigua compañía de bandera italiana, que podría recortar un 17% su plantilla (2.000 empleos), por la presión de su principal accionista mayoritario, Etihad Airways, o lo que es lo mismo: la línea aérea de Abu Dhabi (tiene el 49%). No deja de ser una contradicción, si tenemos que lo que amenaza la rentabilidad de Alitalia -en crisis desde hace años- procede también de la competencia de las compañías low cost, muchas de ellas bajo control de esos países o compañías árabes. Las tres compañías árabes han duplicado el número de pasajeros que transportan en los últimos cinco años, lo cual no iría más allá sin tener en cuenta que eso ha sido posible gracias a cuantiosos subsidios estatales, los mismos que le han permitido ganar cuotas de mercado con precios más bajos. Paralelamente, esa política es la que ha añadido problemas a las tres principales aerolíneas americanas -American Airlines, Delta y United- y ha puesto en serios aprietos a dos grandes europeas: Lufthansa y Air France KLM. Es precisamente la competencia de las aerolíneas árabes la que ha obligado a duros ajustes en las compañías europeas y explica, sin ir más lejos, las huelgas de los pilotos en la germana Lufthansa. Son cíclicas, como las de estos días. La alargada sombra árabe se proyecta también en participaciones directas en las compañías, otra contradicción. Los petrodólares sirven tanto para potenciar sus aerolíneas como para sentarse en los consejos de administración. Y también en el capital de los gestores aeroportuarios, como en AENA. Es un modo, ya me entienden de blindarse en otros activos y esquivar la dependencia del petróleo. Pongan ahí la participación del 10% del holding IAG, que le han situado como el principal accionista. Y a IAG pertenecen, como saben, British Airways, Iberia, la irlandesa Aer Lingus y la low cost Vueling. El capital árabe no sólo fagocita líneas aéreas de bandera europeas sino que también compra aviones, para esas mismas compañías, lo que condiciona muchos de los planes, por ejemplo, del fabricante europeo Airbus. Curioso porque es lo más parecido a que Occidente haga aviones y el Golfo Pérsico los ponga en vuelo. Eso sí, siempre con el talonario medio, tanto para fichar ejecutivos europeos como para encargar cientos de aviones y lo dicho: tomar participaciones en activos estratégicos. Rafael Esparza