- El levantamiento de las sanciones al régimen de los ayatolas añade más crudo a un mercado saturado.
- Irán es el cuarto país en reservas de petróleo y el segundo en gas, aunque no tiene a punto las infraestructuras para exportar.
- Desde el verano de 2014, el barril se ha depreciado un 75%, una excelente noticia para España.
- Guindos calcula que la caída del crudo añade un 0,5% al PIB español, ya que las previsiones se hicieron sobre un barril a 68,8 euros.
- Crece la tensión entre Irán y Arabia Saudí, que ahora va más allá de las posiciones enfrentadas en Siria o Yemen.
El
petróleo es una cuestión de oferta y demanda. Si la oferta aumenta en un mercado de por sí saturado, los precios caen más todavía. Es lo que ha pasado este lunes tras el anuncio este domingo del levantamiento de las
sanciones internacionales a Irán, que pretende elevar con rapidez sus exportaciones.
Era previsible, por tanto, que pasara, a pesar del descenso del 6% del viernes, que dejó la cotización del barril de
Brent, de referencia en Europa, en 28,25 dólares. Y ahora cede hasta 27,67. En el caso del
West Texas, de referencia en EEUU, sucede lo mismo, y el mínimo está ya en 28,25 dólares. En los dos casos, son los niveles más bajos desde el tercer trimestre de 2003.
Ha sido precisamente la sobreoferta, capitaneada desde Arabia Saudí, lo que ha provocado una caída del 75% de los precios del barril desde el verano de 2014, cuando estaba a 113 dólares, un 43% en los últimos doces meses, y de un 25% desde que ha arrancado el año.
Esa sobreoferta a perjudicados a otros productores muy dependientes de sus ingresos por el petróleo, como Nigeria, México o Venezuela, y ha beneficiado a las economías como la española, que importan prácticamente todo el crudo que consumen. El ahorro por esa vía en 2015 fue de 17.000 millones de euros.
Este miércoles, el ministro de Economía,
Luis de Guindos, ha abundado en esa línea para asegurar que el entorno de precios actuales del barril (30 euros) podría añadir un 0,5% al crecimiento del PIB español. Guindos ha explicado que las previsiones para 2016 partieron de un barril a 68,8 euros, el doble que ahora. Los efectos se notarían también en un ahorro de entre 15.000 y 20.000 millones en la balanza de pagos y la inflación, que descendería un punto más de lo proyectado.
En paralelo, la otra realidad que está sobre el tablero de Oriente Medio es que cualquier acercamiento de EEUU a Irán, lleva a aparejado un aumento de las tensiones con Arabia Saudí, socio tradicional de EEUU. La confrontación regional entre el gobierno chiíta de Teherán y la monarquía sunita de Riad (
en la imagen, el rey Salman y y el presidente iraní Rohani) es un clásico de la zona, más allá de las posiciones opuestas que mantienen en Siria o Yemen.
La idea de Irán es aumentar a un millón de barriles diarios su oferta en unos meses. Arabia es el primer productor con 10 millones de barriles diarios. De momento, durante los seis primeros meses, tras el fin de las sanciones, irá colocando entre 200.000 y 500.000 barriles al día. Lo ha confirmado el propio viceministro del Petróleo,
Amir Hossein Zamaninia.
Otra cosa es que pueda. Tan claro es que Irán puede vender ya todo el crudo que quiera, a quien quiera, como quiera y al precio que pueda, como que es necesario que ponga a punto sus infraestructuras para la exportación, hoy deterioradas por las sanciones y el recorte en la inversiones.
La clave está en los compradores. Tiene importantes reservas de crudo y gas (las cuartas y segundas del mundo, respectivamente), pero debe amañar una red de clientes para hacerse con parte de la cuota de mercado.
De momento, de los que se ha librado Irán es de unas sanciones occidentales que asfixiaban su economía y eso ha sido posible gracias al visto bueno de la
Agencia Internacional de la Energía Atómica sobre las limitaciones impuestas en julio de 2015 a su programa nuclear.
Rafael Esparza
rafael@hispanidad.com