- CVC, PAI y Permira buscan el modo de escapar, pero el grupo sigue atrapado por las pérdidas.
- Han intentado sin éxito vender -pedían demasiado- y paralizaron después la salida a bolsa.
- Las discrepancias en la estrategia provocan la salida de consejera delegada, Berta Escudero.
- Han pasado ya once años desde que Gonzalo Hinojosa vendió el grupo a los tres fondos de capital riesgo.
La salida de la consejera delegada de Cortefiel,
Berta Escudero, es sorprendente, no tanto porque lo haga por "razones personales" -argumento recurrente- como porque revela el
modus operandi de los
fondos de inversión especulativos en las compañías en situación crítica. Toma el mando, de momento,
Jaume Miquel, hasta ahora director general de las cadenas Cortefiel.
En este caso, la discrepancia entre la dirección y los fondos de capital riesgo, los británicos
CVC,
PAI y
Permira, ha sido la
salida a bolsa. Los fondos descartaron esa opción -defendida por Berta Escudero- a principios de año, después de fracasar en la venta del grupo. Y siguen capeando desde entonces con la
refinanciación de la deuda, superior a 1.000 millones de euros.
En este caso tienen razón. La salida a bolsa no parece lo más lógico a la luz de las
pérdidas que arrastra el grupo desde hace tres años.
Para cotizar, mandan los estados contables y perspectivas; de lo contrario, el inversor no acude.
Pero a la postre, la víctima es la propia Cortefiel, que no logra salir del
agujero, ni con su agresiva
política de descuentos para ganar cuota de mercado y todo para hacer frente a la competencia de
Inditex (en concreto,
Zara). Las pérdidas mandan, a pesar del aumento de
ingresos. Y con una espada de Damocles: su futuro.
Eso, depende de los fondos, con un objetivo claro: rentabilizar una inversión. Desde ahí, marcan una
estrategia. Teóricamente acuden al
rescate, pero en la práctica harán lo que más les convenga, desde venderla en su conjunto a partirla y venderla a trozos.
Los CVC, PAI y Permira compraron Cortefiel en 2005 a
Gonzalo Hinojosa, hoy consejero de
Telefónica y conocido como
el sastrecillo valiente.
Antes de llegar a ese extremo, Hinojosa había intentado en Cortefiel una fórmula difícil: separar la propiedad de la gestión. ¿Qué pasó? Que
había demasiados Hinojosas a lo que lo único que interesaba era pasarse por caja para cobrar dividendos.
Por eso vendió el grupo a los fondos, que se hartaron en un principio haciendo caja también con la venta de tiendas. Y después de muchos años y por la competencia de Zara, Cortefiel entró en pérdidas.
Era el principio del declive de Cortefiel, grupo fundado en Madrid en 1880, y que en la actualidad cuenta con cuatro cadenas -Cortefiel, Pedro del Hierro, Springfield y Women'secret-, casi 2.100 tiendas y presencia en 89 países.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com