Este lunes, International Airlines Group (IAG) no ha tenido un buen día en bolsa, pues la cotización se ha desplomado un 6,38%, siendo el peor valor del Ibex (este ha cerrado con una caída del 2,29%… parece que a los inversores no les ha gustado el show de Pedro Sánchez con empresarios, sindicatos y sociedad civil). El desplome de IAG se debe a la lenta recuperación de viajeros: en julio, en Europa, hubo un total de 431.052 vuelos (-60,5%) y en los primeros 26 días de agosto, 16.804 (-52%), según la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea (Eurocontrol).

El holding aéreo que agrupa a las aerolíneas British Airways, Iberia, Aer Lingus, Vueling y Level sigue sin recibir ayuda en condiciones del Gobierno, a pesar de las numerosas muestras de que el sector sólo sobrevivirá con ayudas públicas. En varios medios, se recogía la presión de las aerolíneas a los gobiernos de EEUU y Reino Unido para que se hagan tests en los aeropuertos y se ponga fin a la cuarentena, una noticia que si se confirma sería muy positiva, según los analistas del Banco Sabadell, y que sobre todo, beneficia a British Airways. Sin embargo, en Hispanoamérica, donde es fuerte Iberia, el cierre del tráfico de pasajeros iba a terminar el 1 de septiembre, pero muchos países lo están extendiendo semanas e incluso meses.

En este contexto, Iberia ha anunciado que reducirá vuelos en septiembre y la capacidad será inferior al 27% (porcentaje en el que ha estado durante agosto). Es decir, se jibariza aún más y todo ello, a unas semanas de que su presidente y CEO, Luis Gallego, se convierta en el primer ejecutivo de IAG. Y el contexto no parece halagüeño a corto plazo, y menos con los rebrotes del coronavirus: las aerolíneas intentan proteger al máximo su liquidez y más teniendo aviones parados, reduciendo costes, pero ojo, porque sus ingresos no están subiendo, sino bajando.