El mayor banco europeo por activos, con sede en Reino Unido pero con la mayor parte de su negocio en Asia, ganó 3.336 millones de dólares (2.823 millones de euros) hasta septiembre, un 70,9% menos que en 2019, debido, principalmente, a las elevadísimas provisiones, pero también a la caída del negocio.

Así, HSBC multiplicó casi por cuatro el dinero destinado a cubrir pérdidas potenciales de impagos, que alcanzó los 7.643 millones de dólares (en euros, 6.468 millones). Pero, como hemos señalado, la actividad también se vio perjudicada y la cifra de negocio cayó un 9,5% y no superó los 38.672 millones de dólares (32.727 millones de euros). El margen de intereses retrocedió un 8,1% y las comisiones, un 1,9%.

Así las cosas, el banco que dirige Noel Quinn ha decidido acelerar el plan de ajuste anunciado a principios de año y que implica la salida de 35.000 empleados en tres años. La pandemia paralizó el plan, aunque sólo durante unas pocas semanas. El director financiero del grupo, Ewan Stevenson, ha reconocido este martes que han echado a 6.000 empleados durante los nueve primeros meses y que el ajuste se acelerará en el último trimestre con otras 4.000 salidas. En total, 10.000 empleados menos durante 2020 y en plena pandemia.

Pero no es sólo la plantilla. Quinn ha anunciado que el banco revisará toda su estrategia para acomodarla al contexto actual de tipos de interés bajos. Y entre las medidas que podría implantar está la de cobrar por las cuentas corrientes en los mercados donde actualmente son gratuitas.

La única alegría fue el beneficio del tercer trimestre, que superó las previsiones de los analistas al alcanzar los 1.359 millones de dólares (1.150 millones de euros), un 54,2% menor que el obtenido en 2019. “Fueron unos resultados prometedores en un contexto de persistente impacto de la Covid-19 en la economía global”, señaló Quinn. La cotización del banco se disparó más de 6,8% durante la mañana aunque se fue desinflando a lo largo de la jornada.