Sánchez y sus cuatro vicepresidentes
La jornada del miércoles 7, Nuestra Señora del Rosario, aniversario de la batalla de Lepanto -ni se citó, cosa de fachas- iba a ser épica en Moncloa y se quedó en hortera. Discurso magno del presidente, a las 11 de la mañana, en el que Pedro Sánchez nos castigó a todos, incluidos los pobres embajadores europeos en Madrid, que no tienen culpa de la actitud mendicante del gobierno sociopodemita hacia Europa.
El dinero europeo servirá para que Sánchez siga en Moncloa, no para crear empleo… si es que llega ese dinero
Por la tarde, otros cuatro discursos, sin preguntas naturalmente, de los cuatro vicepresidentes. Cuando uno oye a los cinco personajes que gobiernan España se pregunta: ¿estos tipos, y tipas, serán capaces de escucharse a sí mismos? Seguro que no.
Pero sobre todo, lo que trasluce el Ejecutivo Sánchez es la imagen viva de un gobierno impotente, tan sólo capaz de crear subvenciones, que no empleos. Y eso que se encuentra ante su gran oportunidad para reindustrializar España.
Cinco discursos plúmbeos sin concreciones. Salvo una: la de Pablo Iglesias, quien adelantó que habría subvenciones
Por una parte, Sánchez y Calvo continúan comportándose como una ONG feminista y guerracivilista. Con la igualdad de la mujer -conseguida hace ya medio siglo, lo que ahora se busca es protagonismo de feministas y feministos- mejorará la economía. ¿Por qué?
Nadia Calviño se excusa porque algo más que los demás sabe de economía y comprende que las cifras no salen, Hace encaje de bolillos para interpretar unas gráficas macro que demuestran, no sólo que estamos ante una crisis económica profunda sino que el futuro no está despejado porque el Gobierno no se atreve a tomar las medidas que necesita España… pero que podrían hacerle perder las elecciones.
Un consejo para el sanchismo: menos subvenciones públicas y mejores salarios
Teresa Ribera nos introduce en la carísima y estéril economía verde. Que si, que en ecología está todo inventado pero es muy caro de aplicar. Y sobre todo, que su plan de recuperación es muy ecológico pero poco industrial. Exige al sector automovilista que paguemos un coche eléctrico pero el Estado no echa el resto en crear una potente industria de baterías y continúa importándolas de China.
Y Pablo Iglesias, a lo suyo: el voto cautivo. Promete más subvencioens publicas. ¿De donde saldrá el dinero’ ¡De los ricachones!
Es decir, el dinero europeo servirá para que Sánchez siga en Moncloa, no para crear empleo… si es que llega ese dinero, porque Bruselas pretende tenernos humillados a los españoles, de pobres pedigüeños… y al tiempo negarnos sus limosnas.
Iván Redondo ha creado un estilo de comunicación castrista: discursos larguísimos, cursis e indefinidos
Iván Redondo, el Godoy de nuestra era, ha creado un estilo de comunicación castrista: discursos larguísimos, cursis e indefinidos. Cuanto más vagos mejor. A lo mejor sabe -no lo sé yo- que estamos ante un Gobierno impotente, incapaz de aportar ideas para reindustrializar España… ¡y para aprovechar el dinero europeo! Un gobierno impotente y, por tanto, estéril. Y por si fuera poco, la imputación -sí es una imputación de hecho- de Pablo Iglesias le amargó el festín.
Por de pronto, un consejo para el sanchismo: menos subvenciones públicas y mejores empleo y salarios.