El líder de Vox, Santiago Abascal, se mantiene en su trece
Asegura El País que Vox es fascismo, ultraderecha y probablemente cosas aún peores. Y ofrece tres razones: Vox se muestra contario al aborto libre, a la ley contra la violencia de género y a las listas paritarias. Y esto me deja preocupado, porque demuestra que yo también soy un ultra y un facha de tomo y lomo.
En materia de defensa de la vida del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos, yo me sitúo “a la derecha” de Vox, porque Santiago Abascal entreabre la puerta al aborto, no acaba de ser claro en este punto, o no lo ha sido hasta ahora. Y ya se sabe que la historia del aborto es la historia de una puerta que se entreabre para luego abrirse de par en par al infanticidio.
De todas formas, tiene su guasa que la defensa de la vida inocente, según El País y el resto de la progresía hispana, haya pasado a ser fascista.
El verdadero peligro de Vox es la deificación de la patria, pero, por fortuna, no está tan cerca de ello
Segunda acusación: Vox quiere derogar la ley de violencia de género. Y yo también. Como no voy a querer derogar una ley que posibilita la entrada en prisión de un señor sin la menor diligencia judicial, sin prueba alguna, solo porque su pareja dice que le pega. ¿Y si es mentira?
Vox se opone también a las listas paritarias. Y yo. La paridad supone tomar a la mujer por idiota, necesitada de muletas legales que le permita medrar en política, no por sus propios méritos, sino por fuerza de ley.
¿Esto es lo que define a Vox como fascismo? No, hombre, no. el peligro que Vox tiene de terminar en fascismo es la deificación de la patria (que constituye, en efecto, la esencia del fascismo). No está muy lejos Vox de esa entronización de la nación, pero tampoco cerca. Ojo: la patria es algo muy importante… pero no es Dios.
Mientras, la ultraizquierda neocomunista de Podemos ya está en el Parlamento, como tercera fuerza política
Por lo demás, el fascismo en España siempre ha sido un fascismo peculiar, porque ha estado teñido del cristianismo y la fe cristiana del pueblo español. Ni la Falange de Primo de Rivera, salvo en algunos de sus dirigentes de Castilla, fue fascista porque se lo impedía la fe cristiana de su líder.
Dicho sea de paso, como asegurara un antiguo dirigente de Vox: me gustan más sus ideas que su estilo. A mí también.
Y luego están las comparaciones. Que el peligro sea la “ultraderecha” de Vox, cuando la ultraizquierda neocomunista de Podemos ya está en el Parlamento, como tercera fuerza política, con 71 diputados… tiene su aquel. El peligro en España no es el fascismo, es el comunismo de Pablo Iglesias y compañía.
España vive entre el neocomunismo real de Pablo Iglesias y el fascismo inventado... por Podemos.