- El Tribunal Supremo mantiene a Junqueras en prisión porque se "ha alzado contra el Estado español".
- En definitiva, se perfila un juicio por sedición o rebelión.
- Y si así es para Junqueras… lo mismo para Puigdemont.
- El otro aguijón es que los tribunales niegan el pretendido pacifismo separatista.
- Sí, usted no se ha dado a la violencia señor Junqueras, pero ha promocionado tumultos.
- Ergo, su actitud ha propiciado violencia.
- Tercero: no basta con decir que cumplirá la ley; también debe cumplir su espíritu.
- Si no, afronte las consecuencias.
"
Actuando de esta forma, el recurrente y los demás participes, en ejecución de su plan y acudiendo a vías de hecho, se han alzado contra el Estado español, contra la Constitución,
contra el Estado de Autonomía de esa Comunidad y contra el resto del ordenamiento jurídico".
El auto del Supremo que mantiene en prisión a
Junqueras tiene frases tan duras como esa.
Significa,
que Oriol Junqueras, ex vicepresidente de la Generalitat y líder de ERC permanecerá en prisión. Significa, también, que
la doctrina jurídica ya apunta a una acusación por
delito de rebelión, además de otros cargos, que puede acabar en penas de rango mayor. Vamos, que
la cúpula independentista catalana se podría tirar muchos años en la cárcel. Es sólo una suposición pero lo de "se ha lanzado contra el Estado español" da que pensar. Por de pronto,
la acusación particular, el partido político
Vox, justifica en esas palabras
su acusación de golpe de Estado separatista.
Y en cualquier caso, no puede hablarse, ni de broma de
presos políticos.
La segunda idea fuerza importante del recurso de
Junqueras apela al famoso pacifismo del que tanto
presumen los independentistas. El Tribunal Supremo viene a decir: sí, usted no ha participado en actos violentos pero
usted ha alentado la violencia. Por de pronto, con la promoción de tumultos. El Supremo se apunta a la doctrina, tirando a evidente, de que
la única violencia no es la violencia física.
En tercer lugar, y no menos importante, el auto del
Tribunal Supremo no basta con decir que cumplirá la ley
también debe cumplir su espíritu. Y si no, afronte las consecuencias. Algo parecido a esto: no nos basta con que nos diga que es un hombre de paz y que
sólo quiere dialogar. En el entretanto, mientras dialoga para cambiar la ley debe cumplirla, sin interpretaciones falaces.
Sí, está claro que
el Supremo ha adoptado la línea dura contra la cúpula independentista catalana, algunos de cuyos miembros pueden pasarse muchos años en la cárcel.
Es lo que tiene el derecho penal: es una bala que, una vez disparada, ya no tiene marcha atrás.
Y también resulta paradójico que
Junqueras, que ha dado la cara, no pueda presidir la Generalitat y a lo mejor lo hace el huido
Puigdemont.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com