• Y si encima sucede el último día del mes...
  • El banco se defiende: "El fallo técnico no afectó a la seguridad de los sistemas ni a la operativa automática de las cuentas, como el abono de nóminas o pago de recibos".
  • Pero no ha convencido a algunos clientes que se han organizado para exigir responsabilidades a la entidad.
A primera hora de este viernes, la web de ING todavía no estaba a pleno rendimiento, después del fallo masivo que sufrió el jueves y que impidió que los más de tres millones de clientes pudieran hacer transferencias, consultar el saldo, etc. Un día después el problema no estaba totalmente resuelto. Por ejemplo, no se podían realizar operaciones sobre tarjetas y cheques. En fin, un desastre. Es lo que sucede con la cosa digital: cuando se cae el sistema se acabó la cosa. Pero no pasa nada, porque entonces uno acude a la sucursal que, sí o sí, está disponible en horario comercial. El problema es cuando no hay sucursal. Y si encima es el último día del mes... "Por razones técnicas no podemos atenderle; estamos trabajando para solucionarlo lo antes posible", aseguraba el banco el jueves, nada más producirse el fallo en el sistema. "Esperamos que la web esté operativa en una hora", dijeron durante la mañana del mismo día, aunque, como se ha comprobado después, la situación no se ha normalizado hasta bien entrado el viernes. Durante todo el tiempo, la entidad se ha defendido señalando que "el fallo técnico no afectó a la seguridad de los sistemas ni a la operativa automática de las cuentas, como el abono de nóminas o pago de recibos". Qué tranquilidad. Pero estas explicaciones no han convencido a algunos clientes que ya se han organizado para exigir responsabilidades al banco, a través de la plataforma Change.org. Ya veremos en qué queda todo esto. ¿La banca digital? Bien, pero mejor si está acompañada de la presencial, la de toda la vida. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com