- Y de las elecciones, si le sale bien la jugada, lo siguiente: ocupar la presidencia catalana.
- Los comicios serían también el hundimiento de la antigua Convergencia, el PDECAT.
- Mientras, escenifica lo contrario, en El País o pidiendo que todo el Gobierno firme la convocatoria de referéndum.
El líder de ERC,
Oriol Junqueras (
en la imagen), tiene igual de claras dos realidades y con ellas juega. La primera, que la
independencia de Cataluña es imposible mediante un referéndum ilegal. Y la segunda, que la
derecha nacionalista catalana está en su peor momento para concurrir a
elecciones.
Pues bien, sobre esa base actúa con un objetivo también muy claro: ser el próximo presidente de la Generalitat, lo que pasa por nuevas elecciones, y evitar así que la antigua
Convergéncia, hoy
PDECAT, gane tiempo.
Junqueras sabe que eso es posible: si van a elecciones, la derecha se la pega. También lo sabe
Artur Mas y por eso insiste en lo contrario: referéndum y de elecciones anticipadas nada.
Todo sopla a favor de ERC, también el debilitamiento de la
CUP, que se lo ha ganado a pulso con propuestas estrafalarias. Y sabe también, por último, que Puigdemont quiere salir de escena, volver a Gerona.
Todo lo demás son maniobras de distracción, como quien dice, y también la última, este lunes, con la publicación en
El País de un
artículo conjunto con
Carles Puigdemont. El texto propone al Gobierno la negociación de "un
referéndum acordado" -o sea, a la escocesa- ha provocado, como ya les hemos informado, el
rechazo del Gobierno, Ciudadanos y el PSOE.
Oriol Junqueras sabe perfectamente que
no tiene sentido convocar un referéndum que no se va a celebrar. Y al mismo tiempo no necesita insistir en esa opción porque
ERC lleva en su ADN que es partido republicano e independentista.
Otra cosa es lo que diga. Y puestos a decir, puede decir lo que le dé la gana, como que convocatoria de la consulta se hará en el plazo previsto o que debería contar con la firma de todos los consejeros de la
Generalitat. Es el buen argumento, paradójicamente, para que no lo hagan o, lo que es lo mismo, para que no acaben también
inhabilitados, como el propio
Artur Mas. O el resto de la lista
, Irene Rigau,
Joana Ortega o
Francesc Homs.
Por eso Artur Mas insiste en lo único que le queda, el referéndum. La situación del PDECAT es muy distinta a la de ERC. Es la derecha
cooperante, durante años, con la
gobernabilidad de España, y hoy en sus horas más bajas por la corrupción (no sólo de la familia
Pujol, también por sus mordidas del
3%, como está dejando claro el
caso Palau).
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com