Deloitte saca la cabeza del agua: factura 37.000 millones de euros, un 11,3% más
Deloitte facturó 43.200 millones de dólares (más de 37.000 millones de euros) en su último ejercicio fiscal, un 11,3% más que un año antes. Un auténtico baño de autoestima que ha logrado gracias, sobre todo, al aumento de los negocios de consultoría, cuyos ingresos han crecido un 15,7%, y de gestión de riesgos (+12%). Por su parte, la actividad de auditoría aumentó un 7%.
A la vista de estos resultados se explica la satisfacción del consejero delegado de la compañía, Punit Renjen, que el martes calificó el ejercicio de “éxito”. Ahora bien, salvada la cuestión económica, las ‘Big Four’ (Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG) se enfrentan, no solo a una crisis reputacional, sino también a la que supone el no adecuarse al binomio auditoría-consultoría.
Efectivamente, se trata de dos negocios distintos, también en lo económico. Mientras la auditoría está reglada y se debe adecuar a unas tarifas preestablecidas, la consultoría goza de libertad absoluta y, de hecho, aporta el grueso a la cuenta de resultados de las ‘Big Four’. Es, sin duda, una parte esencial de las compañías. Ahora bien, la actividad de auditoría también es necesaria: les permite tener toda la información de sus clientes.
La segunda crisis a la que se enfrentan las ‘Big Four’, además de la reputacional, consiste en que no han sabido adecuarse al binomio auditoría-consultoría
El problema es mantener la separación en ese binomio auditoría-consultoría. Una independencia establecida por ley: no se puede auditar y asesorar a una misma empresa al mismo tiempo. Lógico. Y el que se lo salte, multa, como la última impuesta por el ICAC a PwC por realizar multitarea en AENA: 10,5 millones de euros.
Además, el contrato de auditoría tiene un periodo máximo de diez años, en los que la empresa auditada no puede echar a la auditora. Ahora bien, ¿qué puede ocurrir después o, si lo prefieren, en los últimos años de auditoría? O, mejor aún, ¿quién me impide a mí, auditor, utilizar los conocimientos adquiridos en la auditoría de una compañía para utilizarla en el asesoramiento a otra empresa de ese mismo sector?
La línea que separa el binomio auditoría-consultoría es muy delgada. Casi no se ve.