Javier Fernández-Lasquetty vuelve a la primera línea política, tras unos años en la docencia universitaria en Guatemala
Pablo Casado comienza, por fin, la muy necesaria renovación de su equipo en el PP con el fichaje de Javier Fernández-Lasquetty como nuevo jefe de gabinete. Y lo hace tras las críticas de la vieja guardia, la cual no ve con buenos ojos la gente de la que se ha rodeado tras ser elegido presidente del partido el pasado 21 de julio (Javier Maroto, Dolors Montserrat, Teodoro García Egea…) como ‘premio’ por ayudarle a cargarse a Soraya Sáenz de Santamaría y tampoco le gusta Casado esté tan expuesto.
Fernández-Lasquetty es liberal, trabajador, culto, elabora buenos discursos y tiene experiencia en comunicación, pero también administrativa y de gestión. Empezó su trayectoria política en Nuevas Generaciones en 1984 (Casado comenzó en estas juventudes en 2001 y en 2005 se convirtió en su presidente) y de ahí pasó en 1996 al Ayuntamiento de Madrid que dirigía José María Álvarez del Manzano, donde fue director del Centro Cultural Buenavista, consejero técnico de la concejalía de Cultura y consejero técnico de la Primera Tenencia de Alcaldía, coincidiendo con Esperanza Aguirre (concejal entre 1983 y 1999 de distintos partidos y carteras).
Fernández-Lasquetty es de la línea liberal del PP y ha pasado por el Ayuntamiento de Madrid, Presidencia del Gobierno y Comunidad de Madrid
Tras la victoria de José María Aznar en las elecciones generales de 1996, Aguirre se convirtió en ministra de Educación y Cultura, y nombró a Fernández-Lasquetty su director de gabinete. Este último tendría el mismo puesto cuando su jefa pasó a ser presidenta del Senado tres años después. En el año 2000, pasó al Gabinete de la Presidencia del Gobierno que encabezaba Carlos Aragonés, como director del Departamento de Parlamento e Instituciones, y dos años después, ascendió a subdirector del gabinete de Aznar, donde estuvo hasta las elecciones generales de 2004.
Con la derrota del PP, Fernández-Lasquetty se convirtió en diputado y en 2007, recibió la llamada de Aguirre para ocupar la consejería de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid que dirigía. Tres años después, cambió a la cartera de Sanidad, que ocuparía hasta 2014, donde destacó por liderar la externalización de los hospitales públicos madrileños, pero dimitió en 2014 cuando fue suspendida por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) , tras meses de tensión con los profesionales y abundantes manifestaciones bautizadas como la ‘marea blanca’. Se quedó como diputado en la Asamblea de Madrid y un año después, dejó la política al ser fichado por la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Ahora vuelve a la primera línea y al haber trabajado con Aznar y Aguirre, no es un movimiento sin más.
¿Mediará Aguirre entre Casado y Abascal (Vox) tras las elecciones andaluzas? No, guarda cariño al primero, pero no al segundo
Como saben, esta última le guarda cariño a Casado, que fue uno de los pocos que la llamó cuando tuvo que dimitir tras el ingreso en prisión de su mano derecha, Ignacio González, por la ‘Operación Lezo’. Sin embargo, no parece que vaya a facilitar un acuerdo entre Casado y Santiago Abascal tras las elecciones andaluzas: es cierto que Aguirre acogió a bastantes personas del PP vasco (Abascal, María San Gil o Regina Otaola, entre otras), de hecho, Abascal fue director de la extinta Agencia de Protección de Datos de Madrid y después, director gerente de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social. Pero a Aguirre no le hizo gracia perder la Alcaldía de Madrid en 2015 por muy poco, y menos en una cita con las urnas donde Vox -partido creado por Abascal y otros disidentes del PP, como José Antonio Ortega Lara, críticos con la tibieza de Mariano Rajoy- obtuvo 9.843 votos.