Magnífico documental sobre la figura del bailarín ucraniano Sergei Polunin muy recomendable para los que les interese debatir sobre el precio del éxito y la importancia de la familia. Extraordinario en este arte escénico, Polunin, con tan solo 19 años, se convirtió en el  bailarín principal más joven de la historia del prestigioso Royal Ballet de Londres. Pero ese éxito estuvo a punto de destruirle. Con una estructura habitual en este tipo de formatos: un perfecto montaje,  imágenes de su vida y de sus principales actuaciones en escena, testimonios (de conocidos, familiares y de él mismo) y documentos de archivo, se reconstruye a la perfección la historia de Sergei. Este trabajo resulta muy recomendable porque describe tanto la parte profesional como la  emocional. Así narra cómo el divorcio de sus padres le "rompió", aunque en este caso fueran unos progenitores muy sacrificados a los que las circunstancias obligaron a dejar solo a su pequeño, un niño muy sensible, desde el comienzo de la adolescencia. Esta ausencia familiar, a la larga, supuso que Sergei se convirtiera en un icono del ballet pero también en una persona adicta a analgésicos e, incluso, a los estupefacientes para sobrellevar la carga que suponían sus agotadoras actuaciones. Supongo que a cada espectador le llegaran momentos diferentes de este documental;  a unos la humildad del padre y de la abuela, que salieron de su país natal para trabajar y poder pagar los estudios de Sergei; a otros los pies auténticamente destrozados del joven tras una de sus portentosas interpretaciones. Para: Todo aquel,  sea o no entendido en ballet, que le interese una historia  profunda Juana Samanes