• La noticia adelantada por Hispanidad revela, una vez más la responsabilidad del aragonés.
  • Ha sido el creador de la nueva Telefónica, una de las telecos más importantes del mundo.
  • Y revela también que lo peor de Alierta han sido sus amigos.
  • No todos, pero sí algunos a los que ha protegido mucho más de lo que exigía la amistad y de lo que aconsejaba la prudencia.
Un año después de traspasar la Presidencia a José María Álvarez-Pallete, el presidente más conocido de Telefónica, César Alierta, ha abandonado el consejo de la compañía, donde permanecía como vocal. Lo adelantaba Hispanidad en la tarde noche del miércoles. Hasta finales de la semana pasada, César Alierta (en la imagen) no decidió renunciar a su cargo entre otras cosas porque siente una querencia feroz por Telefónica, a la que convirtió en una de las principales telecos mundiales. Llega un momento en que los presidentes son incapaces de distinguir entre su persona y su cargo. Aún así, sorprendió ante todos yéndose antes de lo debido y nombrando a Pallete, sin duda el directivo mejor preparado, pero también el hombre personalmente más ajeno a él. Otro rasgo que le horna. Porque Alierta, un hombre con grandes virtudes, tenía también pasiones de malo, grandes pasiones, y la más destructiva para él han sido las de sus amigos. Amiguetes, más bien habría que decir, a quien Alierta ha protegido mucho más de lo que exigía la amistad y de lo que aconsejaba la prudencia. Y en menudos líos le han metido. Ahora Pallete tiene las manos libres. Es su turno. Eulogio López eulogio@hispanidad.com