Está feliz el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas (en la imagen junto a Junqueras). Una vez más, cuando parecía que se difuminaba su silueta, vuelve al proscenio, que es donde le gusta estar. Acuerdo con los igualmente narcisistas chicos de Oriol Junqueras: elecciones plebiscitarias el 27 de septiembre. Ambas formaciones, la de izquierdas y la de derechas, irán por separado ­y ganarán, no lo duden-con medio programa común, el independentista, en el que se hablará de la creación de instituciones estatales ­más conflicto con el resto de España- y distinto en materias económicas y sociales. No muy distinto, no se crean: CiU es progresista de derechas y ERC progresista de izquierdas, pero ambos progres.
El presidente de la Generalitat está feliz: otra vez en el centro
de la reunión
  
Ideas: el soberanismo no ha muerto. La idea de Moncloa de dejar que se pudra el tema ha fracasado. Las tres asociaciones que apoyan la independencia (Asamblea Nacional catalana, Omnium Cultural y la Asociación de municipios catalanes) felices. Ojo, la más importante es ésta última: agrupa al 90% de los municipios catalanes ­-que no al 90% de la población- y mantiene una estructura de poder territorial muy peligrosa. Para un no catalán vivir en su municipio catalán puede resultar agobiante. Sobre todo si sólo habla castellano. ERC también gana. Le tiene mucho miedo a Podemos-Guanyen y con ello aleja el peligro  que en Cataluña se hable de otra cosa que de soberanismo y el otro peligro, el de la división de la izquierda. Lo más importante: el pacto no sólo es para las plebiscitarias del 27 de septiembre sino para las municipales de mayo. Y encima la Diada -­pura coincidencia- marcará el inicio de la campaña.

El principal poder independentista no es ni la ANC ni los pelmas de Omnium, sino la Asociación de municipios catalanes
Artur Mas se pierde definitivamente para Madrid. De las 23 medidas ­-además el referéndum independentista- que Artur Mas presentara a Mariano Rajoy, unas 15 son asumibles. Pero ahora no nos topamos con un Artur Mas líder catalán dispuesto a un acuerdo, sino con un Mas convertido en Narciso independentista que no tiene nada que dialogar con Madrid: sólo busca la independencia.

Otros asuntos: Durán Lleida anunciará en breve su marcha de la política. En UDC ya son mayoría los que siguen a Artur Mas y no a él. Conclusión: no habrá ruptura con CiU, sino despido de Durán Lleida.

¿Mejor o peor? Parece que peor porque la posibilidad de acuerdo entre Madrid y Barcelona no se vislumbra por ningún lado. Eso sí, puede haber un cansancio del electorado que castigue en septiembre a CiU y ERC. Por ahora no se vislumbra, pero podría haberlo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com