Samantha Ricciardi se incorporará como consejera delegada de Santander Asset Management a finales de febrero, en sustitución de Mariano Belinky, que ha desempeñado ese cargo durante cuatro años. Hasta ahí, todo normal.

Lo llamativo del asunto es que Ricciardi ha sido hasta ahora la responsable de la estrategia de soluciones para clientes de BlackRock para Europa, Oriente Medio y África (EMEA). En otras palabras, la nueva responsable de la gestora de fondos del Santander lleva 11 años trabajando en el fondo que es el primer accionista del banco -controla el 5,4% del capital- lo que recuerda mucho a lo que sucedió con Andrea Orcel.

Y no nos estamos refiriendo a que el fichaje, finalmente, no se lleve a cabo, como sucedió con el italiano, sino a que tenga el mismo trasfondo: el control del Santander por parte de los fondos. Ricciardi no será CEO del banco, pero sí lo será de la gestora de fondos, uno de los negocios más importantes del grupo actualmente y que se integra dentro de la división Santander Wealth Management & Insurance, que dirige Víctor Matarranz.

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BlackRock es el mayor gestor de activos del mundo y está considerado el colonizador del Ibex: está presente en 26 de las 35 compañías del índice, entre las que están, además del Santander, el BBVA -donde también es el primer accionista-, Sabadell, Caixabank y Bankinter.

Como sucede con la mayoría de los fondos, BlackRock no exige puestos en los consejos de administración, pero sí presiona para el reparto de dividendo y en materia de gobernanza. Un ejemplo: en Iberdrola, donde es el segundo mayor accionista, por detrás del fondo soberano de Qatar (QIA), presiona a Ignacio Sánchez Galán para que nombre a un CEO.