Todo, y es mucho, lo que ha ocurrido en Unicaja desde principios de año, podría resumirse así: el presidente de la Fundación Unicaja, el desconocido José Manuel Domínguez, ha vencido en toda regla al presidente de Liberbank y ahora CEO de Unicaja Banco, Manuel Menéndez.

En cualquier caso, Caixabank no tiene ningún interés en absorber a Unicaja. Abanca sí, pero mandando Escotet. E Ibercaja se ha enamorado de su fondo de reserva

Pero vamos con los pormenores. La bomba saltó a primeros de esta semana, cuando el fondo Oceanwood, accionista tradicional de Liberbank y ahora de Unicaja, aliado histórico de Manuel Menéndez, filtra a los medios que Unicaja, antes de terminar el actual protocolo de fusión con Liberbank, debe abordar otra fusión. En primer lugar, salvo los fondos activistas, ningún institucional manifiesta ese tipo de postura... salvo que alguien le haya pedido que lo haga. Y mucho menos si el consejo es el de abordar... nada menos que una fusión. 

Además, una operación corporativa en Unicaja, en estos momentos... atenta contra los intereses de Unicaja. ¿Una fusión ahora, cuando el precio del dinero sí que permite la rentabilidad de la banca mediana? ¡De locos!

Oceanwood pide una nueva fusión, inducido por Menéndez, pero eso atenta contra los intereses de Unicaja. ¿Una fusión ahora, cuando el precio del dinero permite la rentabilidad de la banca mediana?

¿Qué está ocurriendo? Porque Menéndez es ambicioso pero no tonto. Pues ocurre que el CEO de Unicaja Banco está al borde de un ataque de nervios, porque ahora no está claro que apruebe el examen de idoneidad de julio. A día de hoy sólo cuenta con 4 consejeros de 11. En el segundo semestre de 2022, Menéndez incluso presionó para adelantar el calendario según el cual, en el próximo mes de julio Manuel Azuaga se retira como presidente ejecutivo mientras Manuel Menéndez, repetiría, previo examen de idoneidad del Consejo de Administración, como CEO, ojo, ya sin presidente ejecutivo por encima En definitiva, se convertiría en el mandamás de Unicaja-Liberbank. Pero su juego resultó demasiado evidente cuando los consejeros dominicales en representación de Fundación Unicaja se pasaron a Menéndez y se negaron a obedecer a quienes representaban. Ahí vino la crisis que perdió Menéndez y ganó Domínguez. 

Volvamos a la segunda fusión consecutiva, la que intenta Menéndez, que no Domínguez: Caixabank no tiene ningún interés en absorber a Unicaja. Abanca sí, pero mandando Escotet y eso no agrada. E Ibercaja se ha enamorado de su fondo de reserva: quiere seguir, no sólo siendo independiente sino siendo caja de ahorros, no banca.

En principio Menéndez lo tiene difícil, pero hasta el rabo todo es toro.