Dos detalles que conviene recordar. El pasado fin de semana: recuerden lo que ya publicara Hispanidad sobre la entrevista con Óscar López: el ministro se fue a ver a la gente de Vivendi para intentar que traicionaran al rebelde Joseph Oughourlian, a lo que Vivendi se negó. Recuerden también el otro detalle: cuando un periodista de La Sexta le pregunta a López, el jetas del ministro le acusa de estar creando bulos.
Pero el tema no acaba ahí. El asunto acabó en que el ínclito José Miguel Contreras, al que nadie sabe por qué Pedro Sánchez sigue haciendo caso, aprovechó que el Pisuerga pasa por Valladolid para pregonar, a diestro y siniestro, que hay que sacar La Séptima, porque La Sexta, la rojísima Sexta que él mismo creó, se ha convertido en un nido de traidores. Así que, no lo duden: como Contreras ya no puede contar con PRISA, pues Oughourlian le ha despedido, el televisivo vuelve a presionar al presidente de Telefónica, Marc Murtra, para que ponga en marcha una televisión en abierto, es decir, una presunta ruina capaz de llevarse por delante a la mismísima Telefónica.
Y es que, lo de la operadora empieza a ser como de chiste. Les explico: el socialista Marc Murtra tiene dos enemigos: el expresidente Rodríguez Zapatero, que es quien más manda en Telefónica y su representante en la operadora, el consejero Javier de Paz, que a este ritmo alcanzará los 20 años como vocal de la teleco. Y el socialista Sánchez tiene como enemigo, aunque tampoco lo sepa, a José Miguel Contreras, que le puede hundir a Telefónica y, el propio Zapatero, que no vende gratis sus favores y que, por citar sólo un ejemplo, ha prohibido a Telefónica que se vaya de Venezuela, país del que hay que huir, pero al que Telefónica se encuentra cada día más ligado.
Todos son socialistas, pero eso no significa que todos sean amigos, ni que todos tengan los mismos intereses.
Por cierto, el Marc Murtra debería estar más atento al fuego amigo. Acaba de llegar y ya hay quien le está vigilando sus gastos, sin que él lo sepa. Y es que, hacerse con el control de una compañía tan compleja como Telefónica le puede costar años, un tiempo que Murtra no posee.
Y por cierto también, en el mercado siguen preguntándose por qué los fondos accionistas de Telefónica no abren la boca. El más importante es, cómo no, BlackRock.