Los hechos sucedieron de la siguiente manera. El jueves 12, Indra reunió a más de 150 empresas e instituciones en su sede de Alcobendas (Madrid) para anunciarles que iba a ser la encargada de coordinar la industria española de Defensa. En el acto también participaron distintas autoridades de las Fuerzas Armadas, del Ministerio de Industria y Turismo, el ICO y el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI).

¿En qué cosiste esa coordinación? Esa es la duda principal que flota en el aire y no es cosa pequeña: hablamos de 10.471 millones de euros del Plan Industrial y Tecnológico del Ministerio de Defensa español. ¿Acaso Indra va a coordinar dicha partida, suplantando en esa labor al Ministerio, que es el que lo debería hacer a través de concursos públicos? Cosa distinta es que el 80% de la inversión de Defensa vaya directamente a Indra, algo que no ha sucedido todavía. Y cosa distinta es también la coordinación de Indra en el programa NGWS/FCAS del sistema de combate aéreo del futuro y de la sociedad Tess Defence, formada por empresas privadas. Por cierto, en esta última, este viernes se cerró la adquisión del 26,34% adicional que permite a Indra alcanzar el 50,01% del capital, según informó la compañía a la CNMV.

Segundo hecho: el mismo jueves, a unos cuantos kilómetros de la sede de Indra, en el Congreso de los Diputados, Marc Murtra comparecía ante la Comisión Mixta de Seguridad Nacional para afirmar lo siguiente: “Queremos invertir en defensa, pero siempre subordinados a la política de defensa que marque el Ministerio de Defensa y sus diferentes estamentos. Y el Ministerio de Defensa ha indicado que quiere que Indra sea el coordinador nacional y, por tanto, nosotros (Telefónica) nos ponemos al servicio de esa estructura, de esa lógica que creemos que otros operadores no tienen”, afirmó.

Naturalmente, el presidente de Telefónica se refirió al campo de la ciberseguridad y a los servicios que presta la teleco a los Cuerpos de Seguridad del Estado y a las Fuerzas Armadas.

¿A dónde nos lleva todo esto? Al rumor imposible que corre por la ‘city’ madrileña: la fusión, más bien absorción, de Indra por Telefónica. La primera tiene un valor en bolsa de 6.306 millones de euros, frente a los 26.128 millones de Telefónica.

Para entendernos, es una operación que no tiene ningún sentido industrial, pero que responde a la necesidad de Murtra de mover ficha. Hay que hacer algo; esto es algo, pues hazlo. Más encaje tendría la compra de Minsait, pero la filial de TI de Indra no está en venta, como adelantamos en Hispanidad.

Lo dicho: la operación Telefónica-Indra no tiene ningún sentido, pero es que, además, tampoco le interesa a Ángel Escribano, presidente de Indra y tercer máximo accionista con el 14,3% del capital, sólo por detrás de la Sepi (25,2%) y de JP Morgan Chase (15,2%). Por un lado, su participación se diluiría y, más importante aún, echaría por tierra su objetivo principal, que no es otro que la absorción de su empresa, EM&E, presidida por su hermano Javier, por parte de Indra, y seguir mandando en la empresa resultante.

Una jugada maestra, e impresentable, que la Telefónica de Murtra no puede tumbar.

¿Cómo va a acabar esto? No tengo ni la menor idea, lo lógico sería que acabara en nada.