Si hace tres años el problema de Masayoshi Son, fundador y dueño de Softbank, fueron las inversiones en WeWork y en Uber, el último ejercicio fiscal cerrado en marzo, se caracterizó por el desplome en bolsa de las empresas chinas donde ha invertido. Sin ir más lejos, los títulos de Alibaba, origen de su fortuna y de la que aún controla el 25%, aunque han remontado desde enero, acumulan una caída del 30% desde marzo de 2021.

Las pérdidas de sus dos fondos estrella, el Vision Fund 1 y el Vision Fund 2, se dispararon hasta los 27.000 millones de dólares durante el ejercicio y arrastraron los resultados del grupo, que perdió 11.000 millones, y provocaron la huida de los inversores: la cotización del grupo cayó un 8% el jueves.

El último trimestre fue especialmente negativo por la pérdida de la mitad del valor de la empresa china de transporte compartido Didi Chuxing, la plataforma de comercio electrónico de Corea del Sur, Coupang, la compañía india de pagos, Paytm, la empresa de trasporte Singapur Gran o la compañía norteamericana de entrega de comida a domicilio, DoorDash.

Así y todo, el problema que afronta Masayoshi Son no es únicamente la pérdida de sus inversiones, sino la elevadísima deuda que acumula y que alcanza los 128.000 millones de dólares. Sí, es inferior a los 132.700 millones de 2019, pero entonces no registró unas pérdidas tan abultadas ni sus participaciones más significativas estaban tan devaluadas.

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