Hoy, jueves 23, ha publicado sus resultados consolidados de 2022 Telefónica, una de las importantes del IBEX 35. Una de las compañías que los españoles sienten como propias, aunque no sean accionistas, tal vez porque hubo un tiempo en que fue pública, que no es lo mismo que decir de todos.

El resultado de 2022 ha caído mucho: un 78%, desde los 10.717 millones de euros de 2021 a los 2.319 millones de euros de 2022. Sin embargo, el mercado no ha reaccionado mal. El Ibex 35 subía un 0,70% a media sesión mientras que Telefónica lo hacía en un 1,4% el doble. Tal vez porque la diferencia se explica en su totalidad por la caída de lo que el grupo ha denominado en su presentación como “Otros ingresos” en 10.528 millones de euros, mientras que los ingresos ordinarios han crecido ligeramente (1,8%) y los gastos por operaciones se han reducido también ligeramente (-1,4%). Excluidos esos “otros ingresos”, el primer margen de la compañía aumenta un 11,6%, casi en 1.200 millones de euros.

Sin embargo, el grupo se empeña, contra toda lógica, en poner al comienzo de su cuenta de resultados estos “otros ingresos” y unas pequeñas pérdidas por deterioro. Tal vez porque el año pasado lo hizo así ya que cosechó una elevada cifra de “otros ingresos”. Esos “otros ingresos” por la descripción que se hace, parecen corresponder más al concepto de resultados por actividades discontinuadas, es decir: resultados por desinversiones o abandono de actividades y no deben figurar al comienzo de la cuenta que nos presenta a los medios.

Pero bueno, vamos al tema. Buen comienzo. A partir de ahí los márgenes son estables y el resultado crecería si no fuera por el efecto de esos “extraordinarios” que el grupo ha clasificado mal en la presentación a los medios.

En consonancia con ese primer margen, la capacidad de generación de liquidez del negocio ha crecido mucho: 1.400 millones de euros o un 15,9%, lo que ha permitido al grupo atender sus obligaciones financieras y pasar a invertir, tras un 2021 claramente desinversor, que tuvo como fin reducir su excesivo endeudamiento. En 2022 el endeudamiento neto se ha mantenido en niveles parecidos a los ya saneados de 2021 y la emisión de instrumentos financieros raros, pero de los que absorben pérdidas, ha permitido elevar la solvencia del grupo en un 13% o casi 3.000 millones de euros, lo que mejora la calidad de la deuda en circulación del grupo.

Está claro que 2022 ha sido un año de consolidación de la situación financiera del grupo tras la reestructuración de 2021 y que comienzan a verse los buenos resultados.

Pero estos resultados mundiales (globales que dicen los anglopedantes) van por barrios y España es un mercado a la baja, que no es que contribuya menos en términos relativos porque el grupo crezca fuera, sino que contribuye menos en términos absolutos porque España no va bien. Los ingresos apenas subieron un 0,6% y más importante, el ebitda fue un 3,3% inferior al de 2021. Sí, mejoró respecto a la caída del 5,3% de 2021, pero no lo suficiente. Los resultados en Europa tienen un comportamiento como corresponde a un mercado maduro pero que va razonablemente bien, mientras que Brasil e Hispam (se agradece que Telefónica abandone la tontería esa de Latam) aportan mucho y crecen mucho.