UBS comenzó el año con dudas, unas dudas que en diciembre se disiparon, pero no de la manera que hubiera deseado el CEO de la entidad, Ralph Hamers. Porque los resultados finales no fueron buenos, sino todo lo contrario, por mucho que Hamers declare que son “buenos” y “sólidos”.

Vamos a ver: el banco ganó 7.630 millones de dólares (unos 7.020 millones de euros), un 2,3% más que en 2021, pero aquel año provisionó 740 millones de dólares para litigios. Sin contar esa partida, el beneficio de 2022 habría caído un 22% respecto a 2021.

Ni buenos ni sólidos, porque el negocio bancario retrocedió. Así, los ingresos por intereses descendieron un 1,2%, hasta los 6.621 millones de dólares (unos 6.100 millones de euros), y los de comisiones lo hicieron un 15,3% y no superaron los 18.966 millones de dólares (en euros, unos 17.444 millones). En definitiva, los ingresos globales del grupo cayeron un 8% durante el año.

La cotización de la entidad suiza, que acumula una revalorización del 9% desde comienzos de año, ha llegado a caer más de un 3%, al inicio de la sesión de este martes.