El problema de Occidente no está en Moscú, sino en Bruselas y en Washington
Decíamos ayer, mejor, hoy, que Occidente estaba haciendo el ridículo más espantoso en Ucrania. La razón es la de siempre: el mundo libre, la civilización cristiana, ha degenerado a gran velocidad durante el siglo XXI y ya es incapaz de defender sus principios ni de arriesgar su vida por nada. Sencillamente, no creen en nada.
Pues bien, Vladimir Putin, que no es una hermanita de la caridad pero sí creen en algo -a veces no muy bueno- se ha burlado de Emmanuel 'lolito' Macrón, el presidente francés.
Ni le considera interlocutor viable -dice que no manda en la OTAN, lo cual es muy cierto- y, además, reitera su desmentido: jamás prometió al francés que suprimiría las maniobras militares frente a Ucrania.
El ridi contrinúa.