La progre y basfema Netflix sigue sin arrancar en cifras en el primer trimestre, algo que ya se vio en sus resultados de 2022, y ha recibido castigo bursátil por los números y las bajas previsiones. Los ingresos han crecido sólo un 3,4%, el beneficio neto ha caído un 18%, el beneficio operativo ha seguido bajando y los usuarios han crecido muy poco, a pesar de que ya ha comenzado a poner fin a las cuentas compartidas.

La plataforma de ‘streaming’ ha aumentado la cifra de suscriptores en 1,75 millones, pero no tanto como esperaban los analistas (2,4 millones), alcanzando un total de 232,5 millones. Para Netflix puede suponer un pequeño consuelo frente al fuerte descenso que registró en los dos primeros trimestres del año pasado, pero también algo que debe observar. Y es que ha empezado a poner fin a las cuentas compartidas, por ejemplo en España, una medida con la que no lucha contra la picaresca sino que lo que hace es subir los precios, aprovechándose de su posición de dominio,... y parece que la gran mayoría de suscriptores no están dispuestos a pasar por el aro. Y ojo, porque la medida aún no ha llegado a su principal mercado, que es EEUU, y se suma al plan barato con anuncios que ya se podrá contratar en España y en Canadá, con algo más de calidad y para dos pantallas simultáneas.

La deuda continúa siendo muy elevada, algo que aquí no se permite a otras compañías, aunque Netflix intenta despistarnos: la bruta ha sido de 13.175 millones de euros y al descontar el efectivo y las inversiones a corto plazo, la neta es de 6.100 millones, pero en otro apartado habla de una deuda a largo plazo de 12.810 millones

Netflix ha logrado unos ingresos de unos 7.436 millones de euros entre enero y marzo, tan sólo un 3,4% más que hace un año, y ha previsto que obtendrá unos 7.521 millones en el segundo trimestre. Por su parte, el beneficio neto ha caído un 18,2%, hasta 1.189 millones, y será aún más bajo en el próximo trimestre (de unos 1.171 millones); el beneficio bruto de explotación -ebitda- ajustado ha sido de 1.737 millones; y el beneficio operativo ha continuado con su tendencia descendente, situándose en 1.564 millones, y bajará a unos 1.428 millones entre abril y junio. Además, la deuda continúa siendo muy elevada, algo que aquí no se permite a otras compañías (por ejemplo a Cellnex), aunque Netflix intenta despistarnos: la deuda bruta ha sido de 13.175 millones y al descontar el efectivo y las inversiones a corto plazo, la cifra de deuda neta es de 6.100 millones y supone un ratio sobre ebitda (pero ojo, el acumulado en los últimos doce meses) de 1,1 veces. Esto último cuesta digerirlo y más cuando en otro apartado de la cuenta de resultados se habla de una deuda a largo plazo de 12.810 millones... y en el segundo trimestre de 2019 tenía un apalancamiento del 46,5%.

bisonte no binario de Netflix

No se puede olvidar que la plataforma de ‘streaming’ está liderada por el activista del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de su último meneo ideológico (el movimiento woke) Reed Hastings, quien hace tres meses hizo un movimiento al estilo de Jeff Bezos en Amazon: dejó de ser CEO y pasó a presidente ejecutivo. Es cierto que en Netflix había dos CEOs, pero Hastings era el más conocido y el que más mandaba, y tras su ascenso, a Ted Sarandos le acompaña Greg Peters. A la apuesta progre y blasfema en contenidos se ha unido la perversión de los niños, como en Disney, como se puede ver en el bisonte no binario que muestra en los dibujos animados Ridley Jones, la guardiana del museo. En concreto, lo hace en el capítulo 8 de la temporada 5 y ha suscitado muchas críticas en las redes sociales, aunque según la creadora de la citada serie infantil (dirigida a niños de tres a seis años), Chris Nee, Netflix la habría cancelado antes de la polémica y no le sorprende.