El paripé ha comenzado. Consejo de Administración de Indra, jueves 10. Extraordinario, porque se trataba de aprobar la gran operación: la compra de EME, la empresa propiedad de los hermanos Escribano (el uno, Ángel, presidente de Indra; el otro Javier, consejero de Indra) por parte de Indra. 

Se trata de blanquear una operación abyecta, donde el presidente de una compañía, de la que sólo posee el 14,5%, compra otra empresa -EME- propiedad 100 por 100 del presidente y para la que ya se insinúa un valor de 1.300 millones de euros, ¿Comprenden? Los hermanos Escribano se embolsarían 1.300 millones de euros y seguirían mandando en Indra. 

Pues bien, el Consejo ha decidido crear una comisión de vocales independientes (no se admiten bromas chuscas sobre dicha categoría de consejeros) para que de forma tremendamente independiente, decidan el precio al que Indra compra EME. Es más, los Escribano incluso podrían aceptar que parte de la operación fuera por canje de acciones de Indra... cosa que no les conviene porque con el incremento del gato en defensa, la cotización está despendolada al alza.

El paripé ya ha comenzado, a pesar de que algunos independientes se oponen a la operación, al parecer les han doblado el pulso. A Luis Abril, miembro clave del Consejo y CEO de Minsait, la división que ha mantenido en pie a Indra durante los dos últimos años, le expulsaron por oponerse y encima le montaron una campaña de desprestigio falsa para explicar su salida. 

Y ojo, ahora la independiente Ángeles Santamaría presentó su dimisión irrevocable un día antes del Consejo extraordinario porque no podía dedicar a Indra la atención que merecía... ¿y se ha dado cuenta un día antes?

En definitiva, los Escribano ya han encargado su valoración y están dispuestos -son buena gente- a que Indra les pague 1.300 millones de euros por una emprea que ha facturado unos 100 millones de euros y que dio el salto en 2024 hasta los 300 millones. Sí, han leído bien.

Lo que debería decidir la comisión de independientes es que esa operación no debe cerrarse en ningún caso y que, desde luego, en ningún caso con esa sobrevaloración absolutamente artificial.  

El paripé ha comenzado. ¿Nadie, en la CNMV, tiene nada que decir? Porque entonces habrá que plantearse para qué sirve la CNMV.