En la presentación de la modificación de su plan estratégico hemos visto a un Ignacio Sánchez-Galán en estado puro: estaba en su peor momento, toda vez que Donald Trump le había cerrado las puertas a su plan de eólica marina, en Norteamérica pero, haciéndose de la necesidad, virtud, el presidente de Iberdrola ha lanzado un órdago al Gobierno Sánchez. Un doble órdago: por un lado, toda su inversión en redes, el grueso de la inversión durante los próximos años, se hará en EEUU y Gran Bretaña, para España quedan las migajas y eso que si alguna prioridad tienen las infraestructuras energéticas españolas es esa: redes.

Lo que ocurre es que la remuneración que ofrece la CNMC no convence a ninguna eléctrica. Por la misma razón Galán está dispuesto a cerrar la central nuclear de Almaraz si el Gobierno no remunera a Iberdrola las inversiones necesarias para prorrogar la vida de la central. 

Dos órdagos en uno y por la misma razón. Y conociendo a Galán es muy posible que lleve el embite hasta el final. En el mundo anglosajón remuneran mejor las inversiones en energía, aunque es verdad que Trump ha dejado claro que no le gusta nada la eólica marina, el 'Offshore', pero el presidente de Iberdrola, que si algo es, es un ejecutivo de decisiones rápidas ha cambiado de inmediato las inversiones en 'Offshore' por inversiones en redes. 

Al fondo del órdago, algo tan sencillo como lo siguiente: señora Aagesen, como no invirtamos en redes y como prescindamos de la energía nuclear, nadie puede asegurar el suministro eléctrico.