En mayo de 2020, Nissan anunció que el 31 de diciembre de este año dejaría de producir en sus plantas de Barcelona (Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca) y se iniciaron las negociaciones para su reindustrialización. Pero ahora, el candidato favorito, Great Wall Motors (GWM), un fabricante de automóviles chino, ha rechazado reindustrializar los terrenos de la Zona Franca de Barcelona cuando se marche Nissan.

Esto supone un fracaso tanto de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto (últimamente poco concentrada en estas materias, según se puede ver en un vídeo publicado en Twitter del acto de los XIX Premios a la Internacionalización otorgados por el Club de Exportadores e Inversores, y que además aún no ha visitado el “espectáculo maravilloso” del volcán de La Palma) como del conseller de Empresa y Trabajo de la Generalitat, Roger Torrent. Hace dos semanas, GWM ya amenazó con retirarse y puso encima de la mesa nuevas exigencias, y claro, hubo una contraoferta mejorada: Gobierno y Generalitat ofrecieron ayudas públicas superiores a los 100 millones de euros planteados en un principio; el Consorcio de la Zona Franca (dueño de los terrenos) rebajó el precio del alquiler; y hasta los sindicatos ofrecieron renegociar condiciones laborales sin líneas rojas en aspectos como el salario (a pesar de que el acuerdo entre Nissan y la representación social fijaba que debía ser un 20% superior al convenio sectorial). Y recuerden que el pasado mayo, el propio Torrent hablaba de que “en los próximos días y semanas, podremos dar noticias”, pero no fue así: han pasado meses y ahora ha llegado la peor de las noticias: la marcha del candidato considerado hasta ahora el mejor posicionado. 

Sin embargo, todo esto no les ha parecido suficiente a los chinos. Ahora su excusa ha sido señalar que el centro de la Zona Franca no podía atender a sus necesidades de producir 300.000 unidades anuales en Europa, el doble de las previstas inicialmente, y que el cambio exigía una alta inversión.

Tras el rechazo de GWM, se ha convocado de urgencia una reunión para primera hora de la tarde entre administraciones, Nissan y sindicatos. Ahora toca poner en marcha las alternativas que aún había sobre la mesa. Entre ellas: un hub de descarbonización que lidera QEV Technologies, una empresa española especializada en movilidad eléctrica fundada hace 20 años por Joan Orús; el fabricante de motos eléctricas Silence (que ahora tiene como propietario mayoritario a Acciona); proyectos logísticos (uno de la inmobiliaria australiana Goodman y otro de la cooperativa de distribución valenciana Consum); o incluso la Unión Temporal de Empresas (UTE) Tess Defense formada por cuatro compañías (Santa Bárbara Sistemas, Indra, Sapa Placencia y Escribano Mechanical & Engineering) para instalar un centro de reparación de vehículos blindados. Eso sí, está última alternativa ha recibido el rechazo de la Generalitat, cómo no: “Cuenta con la absoluta disconformidad del Gobierno, nos oponemos, y de hecho, si no se cierra el acuerdo con Great Wall Motors, hay otras opciones”.

Veremos qué sucede, pero lo más importante es que los sindicatos tienen prisa por cerrar un acuerdo que garantice el mantenimiento de los 2.500 empleos vinculados de manera directa a Nissan, porque el próximo día 31 se hará efectivo el cierre definitivo de los tres centros barceloneses. Además, no hay que olvidar que también hay otros 25.000 trabajadores indirectos.