El Mobile (MWC) de Barcelona esta preocupado por la ética en la tecnología, que ha convertido en la clave para la edición de este año.

Es ley de vida y ley económica que, cuando un sector se ha instalado en el oligopolio es cuando se pregunta por la moral. Es decir, cuando ha rebasado todos los principios éticos es cuando se convierte en un tartufo puritano… en nombre de la moral. Eso es justamente lo que le ha ocurrido a la tecnología y, sobre todo, al mundo en red que, por ejemplo, ha convertido ese paraíso de la libertad que era Internet en un predio controlado por cuasi-monopolios cuasi-globales, del tipo GAFA: Google, Amazon, Facebook y Apple, quienes imponen los contravalores del Nuevo Orden Mundial (NOM), de lo políticamente correcto.

La privacidad ha muerto con el negocio de la publicidad programática. Habrá que resucitarla

Problemas éticos de la sociedad digital de los que, a pesar de la declaración de intenciones, muy poco se está hablando en el Mobile World Congress (MWC) 2021:

1.El más genérico, el que los resume todos y el más peligroso se recoge en las palabras de un joven dedicado a la SEO: en Internet: no existe lo bueno y lo malo, sólo lo posible o lo imposible. Dicho eso, se acabó la ética y hasta la civilización, al menos la civilización cristiana… pero me temo que es el mandamiento que guía a muchos próceres de la información y las comunicaciones.

2.El pensamiento único. Los grandes de internet, en particular Google y Facebook. Han impuesto lo que se puede decir y lo que no se puede decir. Esto lo hemos vivido de forma fehaciente con la pandemia. El que difería de la doctrina oficial, por cierto, cambiante cada 15 días, era un negacionista… y, por tanto, las redes sociales y el gran buscador monopolístico, Google, le censuraban, le borraban, desaparecía. Y en el mundo virtual, el Gulag es el gulag de Google. Si Google no te rebota dejas de existir.

El imperio de la amnesia y el borrado de la historia: el derecho al olvido no es otra cosa que impunidad

3.En el mundo virtual, lo grande no margina, elimina a lo pequeño, lo fagocita. Precisamente, esa era la gracia de la nueva tecnología, la gran aportación de la WWW. Por ejemplo, cualquier periodista podía -puede- aspirar a ser editor, dueño de sus propios mensajes. Era el mundo de los pequeños pero enseguida surgieron buscadores y redes sociales para que todo lo que se dijera tuviera que ser dicho a través de ellos. Cuando consiguieron el oligopolio aplicaron el lápiz rojo de la censura. Google y Facebook se están convirtiendo en el periódico único, el diario del Régimen, el boletín horario de Radio Nacional.

Y eso que Google, Facebook o Twitter no crean nada. Simplemente les roban sus mensajes a los creadores, monetizan en su propio beneficio esos mensajes y, encima, se permiten censurar a los creadores.

4.Otro problema tecnológico-moral: la privacidad ha dejado de existir. Sin intimidad, el hombre se despersonaliza. Los ejemplos son muchos: por ejemplo, la publicidad programática, que cada vez más exigen los anunciantes, constituye un verdadero atentado contra la intimidad. Lo saben todo sobre nosotros… o lo pueden saber.

Cuando los grandes -también los grandes de la tecnología- hablan de ética, no lo duden: están fijando precios

Lo que, dicho sea de paso, provoca otra curiosa paradoja que no se analizará en el Mobile: el ser más racional es el conspiranoide.

5.El imperio de la amnesia. Se ha decretado el derecho al olvido, que no es otra cosa que el derecho a la impunidad y el borrado de la historia a conveniencia. No parece una buena idea.

Si en el Mobile quieren hablar de ética y tecnología ahí tienen una agenda de cinco puntos. Ahora bien, en el Mobile se exhiben gobiernos y multinacionales, es decir es el reino de lo grande. Y cuando los grandes hablan de ética, no lo duden: están fijando precios. Porque en tecnología no sólo ocurre que lo pequeño es hermoso sino que lo grande es peligroso.

Tranquilos, no conseguirán el triunfo total, aunque en el entretanto pueden hacer mucho daño: el mal siempre acaba por destruirse a sí mismo y el hombre libre es enemigo demasiado poderoso para… el poder.