Víctor Iglesias (Ibercaja), Braulio Medel (Unicaja), Manuel Menéndez (Liberbank) y Juan Carlos Escotet (Abanca), han encontrado su sitio.
Los despachos de los principales bancos de inversión están más tranquilos de los habitual. La frenética actividad de los últimos años ha dado paso a una calma casi insoportable. ¿Qué está pasando? Que ahora ningún banco quiere fusionarse. Al contrario, el objetivo es asegurar la independencia y no quedarse atrás tecnológicamente.
En otras palabras, el sector ha llegado a la conclusión de que los bancos medianos también tienen su sitio. Ibercaja, Unicaja, Liberbank y Abanca no sólo no buscan comprador sino que trabajan para hacerse fuertes en sus territorios. Y si logran una rentabilidad superior al 10% con los tipos de interés en negativo, no habrá obstáculo que no puedan sortear cuando el BCE haga eso que todo el sector está esperando pero que no se decide a hacer.
Curiosamente, de todos los bancos anteriores, el único que, tras los resultados del primer trimestre, ha dejado caer la idea de una operación corporativa, es Liberbank. Y decimos curiosamente porque su consejero delegado, Manuel Menéndez, siempre ha defendido la independencia de la entidad por encima de todo.
Luego está Abanca, que sigue en ‘modo compra’ aunque nadie se lo cree. “Creo que surgirán oportunidades más hacia este año que hacía el próximo; 2018 debería ser un año donde pueden aparecer nuevas opciones y estamos dispuestos a evaluar, por supuesto, si cumplen los requisitos”, afirmó Juan Carlos Escotet -ahora de viaje obligado a Venezuela- en enero, durante la presentación de los resultados anuales. Escotet quiere crecer en España y de manera rápida. La salida a bolsa, sin embargo, puede esperar.
¿Y los bancos grandes? ¿Es que ya no tienen apetito? Algo parecido. El caso es que se han convertido en bancos muy grandes a los que una entidad mediana poco pueden aportar. Eso, en líneas generales, porque luego cada una tiene su propia historia.
Por ejemplo, el Santander, cuyo consejero delegado en España, Rami Aboukhair, no acaba de entender que el Popular es un banco de cliente y no de producto, como el Santander. La digestión, que no la integración tecnológica, se prevé larga.
Si miramos al BBVA lo que vemos es un banco obsesionado con la digitalización. A Francisco González (FG) ya no le interesan los bancos analógicos. Él busca oportunidades digitales como el banco británico Atom, aunque de momento no aporten ningún beneficio y sí requieran, en cambio, inversiones elevadas.
La apuesta del Sabadell es distinta. Lejos de comprar otra entidad mediana, el banco que preside Josep Oliu quería una fusión con un igual o, incluso, con uno superior. Lo intentó en su día con el Popular de Ángel Ron, pero aquello no salió. Después, más recientemente, volvió a la carga con Bankia, pero José Ignacio Goirigolzarri tenía la mente puesta en el BBVA.
¿Y Caixabank? Después de hacerse con un buen número de cajas, Gonzalo Gortázar no quiere oír hablar de más compras. Además, la última, la del portugués BPI, le ha costado sangre, sudor y lágrimas. En cualquier caso, ¿qué le aportarían Ibercaja, Unicaja, Liberbank o Abanca?