Hoy jueves el Tesoro Público ha realizado la primera subasta tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de elevar los tipos de interés en 50 puntos básicos.

Pues bien: el organismo ha colocado sin problemas 5.149 millones de euros en una nueva subasta de obligaciones del Estado. Y con una demanda que ha superado los 8.963 millones de euros.

En concreto, en las obligaciones del Estado a siete años, ha adjudicado 1.755,13 millones de euros, con una rentabilidad marginal del 1,564%, por debajo del interés del 1,930% de la emisión previa.

En el caso de las obligaciones del Estado a 10 años, se han adjudicado 1.786,69 millones de euros, con un tipo de interés marginal del 1,991%, frente al 2,550% de la anterior emisión.

También ha vendido 1.025,88 millones de euros en obligaciones del Estado con una vida residual de 4 años y 3 meses, con un interés marginal del 1,075%, por debajo del 1,327% anterior.

Por último, para las obligaciones del Estado indexadas a la inflación a 15 años, el Tesoro ha colocado 582 millones de euros, con un interés del -0,096%, respecto al -0,437% de la subasta anterior.

¿Y esto es positivo? Pues no. Es malísimo, mientras el Gobierno no reduzca el gasto público, algo que, sospechamos, no va a suceder. Y el BCE tampoco ayuda: el mecanismo antifragmentación permite al Ejecutivo seguir emitiendo deuda como si no pasara nada.