El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana confirma hoy miércoles la grave crisis de vivienda que sufre España. Hasta el CIS de Tezanos admite que es el principal problema de los españoles.

Ayer martes el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba los datos sobre compraventas realizadas en septiembre. En los nueve primeros meses del año, la compraventa de viviendas se ha incrementado un 14,4%. Estadística asegura que la compraventa de viviendas subió en septiembre un 3,8% respecto al mismo mes de 2024, hasta un total de 63.794 operaciones.

A la vista de los datos, les decíamos en Hispanidad que todo esto está muy bien, que el mercado de la vivienda esté en pleno dinamismo es una alegría, que las compraventas aumenten es buena noticia, el problema es a qué precio, porque el importe no deja de crecer, con escasa oferta, con los créditos hipotecarios en pleno auge y con el capital prestado disparado. 

Los expertos y, lo que es más grave, los datos, llevan advirtiendo meses de las consecuencias de la Ley de Vivienda: el gran fracaso socio-podemita. Precios que suben disparados, falta de oferta, demanda incontrolada e inseguridad jurídica para el propietario, intervencionismo y desprotección. Todo acompañado del proteccionismo a los okupas. El ministerio insiste en mirar para otro lado, mientras socialistas y sumaritas proponen ideas a cada cual peor. Y hoy Isabel Rodríguez y su ministerio lo confirman. 

El precio del metro cuadrado de la vivienda libre se disparó en el tercer trimestre del año hasta el 12,1% interanual y alcanzó los 2.153,4 euros por metro cuadrado. Se trata de la cifra más alta desde que hay registros (1995) y supera el pico que hasta ahora era el más alto: primer trimestre de 2008, durante la burbuja inmobiliaria, cuando llegó a 2.101 euros por metro cuadrado.

El precio de la vivienda libre se ha encarecido un 2,9% en el tercer trimestre respecto al anterior. Las regiones que han liderado la subida son Cantabria (4,4%), Baleares (4,4%), Asturias (3,8%) y la Comunidad Valenciana (3,8%).

Los datos demuestran el fracaso de Sánchez en materia de vivienda: hace 10 años el español aspiraba a un piso en propiedad, con Sánchez se conforma con un piso en alquiler, ahora empieza generalizarse el arriendo de una habitación, convivir con cuatro desconocidos, con los que compartir baño y cocina. Hay que poner en marcha la construcción, acelerar la edificación de miles de viviendas, y para ello el Estado debe invertir, de verdad y en cantidad, en infraestructuras, para que la parte privada se encargue de la promoción y construcción. Y no pasa nada si se ofrece suelo e infraestructuras baratas al promotor privado a cambio de precio final con máximos fijados.