Sólo quedan por vender Chile, México y Venezuela y aunque las negociaciones ya han comenzado, al menos para la primera de ellas, es probable que no se cierren hasta el primer trimestre de 2026. La más complicada es Venezuela, por razones obvias, es decir, porque no es sencillo encontrar un comprador que pague un precio justo. Recuerden que Telefónica se comprometió en febrero a invertir 500 millones de dólares en dos años en Venezuela, teóricamente para culminar la red 4G y comenzar con la 5G.
El año que ahora entra en su recta final será recordado como el de la huida de Hispanoamérica, además de por todo lo ocurrido en la cúpula de la compañía, naturalmente. Toda la expansión realizada por César Alierta, iniciada hace más de 30 años, vendida a toda prisa a Xavier Niel, principal accionista de Millicom y amigo de Macron, y a Carlos Slim, dueño de América Móvil. Durante todos estos años, el mexicano ha impedido la expansión de Telefónica, por ejemplo, en México. Ahora Murtra le 'paga' ofreciéndole el negocio de Telefónica a buen precio.
El recuento es desolador, empezando por Argentina, vendida al Grupo Clarín, en el que también participa David Martínez, el ya exconsejero del Sabadell, por 1.190 millones de euros, justo cuando la economía de aquel país comienza a crecer y las empresas podrán subir sus tarifas y dejar de trabajar a pérdidas.
Porque el problema de Hispam no ha sido de mala planificación y ejecución. El problema llegó por la negativa de los gobiernos a que Telefónica pudiera subir tarifas, a lo que Telefónica respondió con ausencia de inversiones, así como por la debilidad de las monedas locales. Argentina, donde la teleco llegó en 1990, estaba llamada a ser la joya de la corona en Hispanoamérica y justo cuando se dan las circunstancias para que lo sea, Murtra la malvende por 1.190 millones de euros. Los compradores, seguro, todavía no se lo creen.
En total, según cifras oficiales, Telefónica ha ingresado unos 3.140 millones de euros por las ventas de Hispam, en 2025. Argentina, Perú, Colombia, Uruguay y Ecuador, todo el músculo que tenía la compañía en Ibeoramérica y que no tiene ninguna otra compañía europea, malvendido por poco más de 3.000 millones. Es, se mire por donde se mire, una venta a pérdidas que no recupera la inversiòn necesaria. Al final, las banderas del Distrito C que anuncian la presencia de Telefónica en el mundo, quedarán reducidas a cuatro, más las que pongan de relleno. De momento, ya hay tres mástiles vacíos. El perímetro de la compañía se reduce y su apalancamiento se dispara.
Murtra insistió el jueves, durante el XXIV Congreso de Directivos CEDE, en Zaragoza, en que a veces es necesario tomar medidas dolorosas a corto plazo para “generar retornos a largo plazo”. El problema es que esos ajustes, y no estamos hablando del ERE de más de 6.000 empleados que hay encima de la mesa, han dejado sin músculo a la compañía.
En otras palabras, Murtra nos presenta una Telefónica enfocada en Europa, más Brasil, dispuesta a convertirse en una de las tres grandes telecos del continente. Ahora bien, al mismo tiempo que lo afirma, ha despojado a Telefónica de lo único que le hacía diferente de las demás y le otorgaba una superioridad que iba más allá de los números: su extensa presencia en Hispanoamérica y la posibilidad de seguir creciendo en aquel continente.
¿Acaso Telefónica va a crecer en Europa? ¿Dónde? En Alemania las cosas no van bien y la filial podría dar pérdidas este mismo año. En Reino Unido, Telefónica está atrapada en la alianza con Liberty, una ‘joint venture’ de la que ninguno de los dos socios sabe cómo salir.
Siempre nos quedará Brasil, pensará más de uno, pero aquel mercado tampoco pasa por su mejor momento, con un riesgo-país disparado, con Lula de presidente, y una moneda, el real brasileño, que no remonta. La repatriación de dividendos es, por el momento, una ruina. Además, para seguir creciendo, Brasil requiere de unas elevadísimas inversiones.
Sí, Murtra se ha cargado en pocos meses más de 30 años de historia de Telefónica y, lo que es peor, se ha cargado lo que le hacía diferente a los ojos del sector de las telecomunicaciones: su presencia en Hispanoamérica. ¿Crecer a partir de ahora? ¿Dónde… y cómo?










