La compra anunciada este viernes encaja perfectamente en la estrategia de crecimiento de Grifols -la alemana Biotest está especializada en hematología e inmunología clínica innovadora-, pero el laboratorio catalán ha pagado un precio elevado por ella, según los analistas del Sabadell.

El acuerdo, que se cerrará durante el primer semestre de 2022, supone un primer pago en efectivo de 1.100 millones de euros para adquirir las acciones de Biotest que están en manos de la hongkonesa Tiancheng Pharmaceutical Holdings AG. En total, el 89,88% de las acciones ordinarias y el 1,08% de las acciones preferentes de Biotest. Para hacer frente a los 1.100 millones, Grifols ha solicitado un préstamo de 313 millones.

Para hacerse con el resto del capital, la compañía de la familia Grifols lanzará una opa que supondrá el desembolso de otros 500 millones de euros. En total, la compra costará unos 1.600 millones, aunque está valorada en 2.000 millones tras incluir la deuda. Para financiar la transacción, Grifols cuenta con una financiación puente por un importe de 2.000 millones de euros, gracias a Bank of America.

Una de las primeras medidas tras el anuncio de la operación ha sido la eliminación del dividendo, que no se recuperará hasta que el endeudamiento no baje de cuatro veces el Ebitda. Y eso puede llevar cierto tiempo, ya que la compra de Biotest ha disparado la deuda por encima de 5 veces el Ebitda. Y eso es lo que no ha gustado a los accionistas, que a primera hora de la mañana vendían sus títulos, lo que ha provocado una caída de la cotización por encima del 3,4%, frente a un Ibex que subía alrededor del 1%.