El sector bancario es uno de los que cotiza con mayor descuento en la bolsa española, y parece que va a seguir siendo así, después de la recomendación del BCE para que no pagaran dividendo con cargo a los ejercicios 2019 y 2020. BBVA, Bankia, Sabadell y Bankinter se han librado porque el dividendo con cargo a 2019 ya fue aprobado por sus respectivas juntas de accionistas, Caixabank lo ha reducido un 50% (de 0,15 a 0,07 euros por título), y Santander ha suprimido el complementario de mayo (0,13 euros) y el de 2020.

Es lo que le faltaba a los bancos para ahuyentar definitivamente a los inversores. Porque no es únicamente el dividendo de 2020 el que está en juego, sino el de los años posteriores. Es cierto que lo que se nos viene encima no es una crisis financiera como la de 2008 -Botín dixit-, sino algo mucho peor: es una crisis económica global agudizada en España por una tasa de paro que, con el permiso de Pedro Sánchez y su confinamiento forzoso, sólo ha necesitado veinte días para batir todos los récords desde que existen registros.

Si hay desempleo hay morosidad, y si hay mucho desempleo, hay mucha morosidad

Los inversores llevan tres meses huyendo de los bancos y las seis entidades del Ibex han perdido, hasta marzo, la mitad de su valor en bolsa, esto es, unos 57.000 millones de euros. Va a costar mucho trabajo recuperar la confianza en un sector que lleva años buscando la rentabilidad perdida en 2008. El BCE no ayuda y las medidas económicas de Sánchez, tampoco. Si hay desempleo hay morosidad, y si hay mucho desempleo, hay mucha morosidad. Y un banco bueno, atractivo para los inversores, no es el que tiene mucho capital, sino el que tiene poca morosidad.