Esta España enloquecida se ha convertido en el mundo de las tautologías de 'El Bolas' (como se conoce en Moncloa al inefable ministro de la Presidencia, Félix Bolaños). Ante la chapuza de la presentación de la Ley de Amnistía en el Congreso, el 'negociador' ha salido a escena, en una de sus oníricas interpretaciones de la realidad, y nos dice que tranquilos, que la Ley de Amnistía la aplicarán los jueces. Y esto es bello e instructivo, dado que los jueces suelen ser los que aplican las leyes en un 100 por 100 de los casos. Otra cosa es el margen de aplicación que posean. En este caso, ninguno: los malos quedarán en libertad y más arrogantes que nunca.

Ojo: vascos y catalanes no quieren nacionalizar BBVA y Caixabank: lo que quieren es controlarlos y desespañolizarlos: Bilbao/Barcelona frente a Madrid

Además, en este caso, los malos tendrán que aplicar una norma chapucera que, según el Tribunal Supremo, sencillamente acaba con la justicia. Entiendo que el Supremo se refiere a los tribunales de Justicia pero también me temo que podríamos extenderlo a la justicia con minúscula, es decir a la justicia conn relevancia mayúscula, la relevante.

Por otra parte, tal y como ocurre siempre con los trileros, los separatistas majaderos -posiblemente estamos ante una reiteración- se están percatando de que, si bien Sánchez es un tipo capaz de ceder en todo, incluso en aquellos principios de los que carece -tan sólo posee posee principios democráticos- con tal de mantenerse en el poder, siempre engaña, también en sus cesiones.

La fusión de BBVA-Caixabank es la gran baza del enloquecido Ortúzar y la unión sería bien vista por el BCE, pero no por Puigdemont y Junqueras... y Sánchez necesita más a Junts y ERC (14 diputados) que al PNV (5)

Traspasemos este panorama al mundo de la empresa, que corre parejo a la pugna económica del PSOE por mantenerse en el poder con alianzas antinatura:

En primer lugar, asistimos al expolio empresarial nacionalista: el PNV se pide el BBVA y Junts La Caixa. Así, sin anestesia. Estamos en la España en la que todo es posible y los ultranacionalistas lo saben.

En el entretanto, Sánchez, convertido en el profanador impune -de tumbas, de instituciones y de colectivos- pretende controlar Telefónica, entrando en el accionariado, por una parte, y a través de una fusión con Indra, por otra. ¿La excusa? La malhadada invasión de Arabia Saudí.

Ojo, vascos y catalanes no quieren nacionalizar BBVA y Caixabank: lo que quieren es controlarlos y desespañolizarlos: Bilbao/Barcelona frente a Madrid. De hecho, la fusión de BBVA-Caixabank es la gran baza del enloquecido Andoni Ortúzar y la unión -no se engañen- sería bien vista por el BCE, que daría un paso más en su estrategia suicida de acabar con las redes bancarias y, a más a más, crear un sólo banco central con cuentas de depósitos para los clientes y, naturalmente, un euro digital.

De entrada, una fusión Caixabank-BBVA, como ya adelantara Hispanidad, supondría no menos de 10000 empleados a la calle, justo lo que le encanta al BCE.

Puigdmeont y Junqueras están empeñados en que se castigue a las empresas que no vuelvan a Cataluña. Atención al Sabadell y a la actitud Foment del Treball. Los catalanistas moderados sueñan ahora con el socialista Illa, el acomodaticio. No es una buena idea

Fusión, por tanto, bien vista por el BCE, pero no por Puigdemont y Junqueras... y Sánchez necesita más a Junts y ERC (14 diputados) que al PNV (5). Además, no se dejen engañar por los abrazos entre Ortúzar y Puchi: los catalanes son 7,5 millones de habitantes, los vascos 2,5, tres veces menos. Ahora son uña y carne pero dejarán de serlo en seguida, en cuanto Ortúzar responda a la chulería esa de "venimos de dos culturas distintas".

Por su parte, Puigdemont y Junqueras están empeñados en que se castigue a las empresas que no vuelvan a Cataluña. Esto no es ansia de poder sino de venganza. Os fuisteis de derecho -de hecho siguieron en Cataluña- y ahora tendréis que volver a inscribiros en el registro de Barcelona... porque yo lo mando.

Atención al Banco de Sabadell, que en Cataluña no todo es Caixa y a la actitud Foment del Treball. Josep Sánchez Llibre no debe llamarse a engaño: CiU no volverá. El pacto PSOE-Junts durará tanto como duren las necesidades de PEdro Sánchez. No sólo eso: el sueño actual del nacionalismo moderado de ver a Salvador Illa como presidente de la Generalitat y devolver el seny a Cataluña puede no ser más que un espejismo. Entre otras cosas, porque Illa no es un moderado, es un acomodaticio, que es cosa bien distinta.