Gobierno, patronal y sindicatos vuelven a negociar esta semana sobre los Ertes. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, ya se ha apresurado a señalar que permanece en el diálogo social, “como el primer día”.

Es decir, que tras su negativa -errónea- a la subida del Salario Mínimo, la patronal CEOE, dirigida por un hombre sin personalidad, seguirá prestando su coartada de diálogo social, es decir de moderación, al gobierno Sánchez.

Por tanto, en pocas horas comenzará una nueva ronda negociadora sobre los ertes. Traducido, prorrogar las subvenciones públicas para mantener empresas y trabajos zombis, convertir la excepción en regla y perpetuar la España subvencionada y desindustrializada, mientras continúan en crecimiento acelerado el déficit y la deuda públicos… que, al igual que los ertes de unos pocos, pagaremos entre muchos.

El problema es que tanto CEOE como CCOO y UGT viven de las subvenciones públicas. Es decir, del dinero de los demás

Para ser exactos, los ertes constituyen una subvención forzada de la España productiva a la no productiva. Es así como la izquierda entiende la solidaridad.

Pero ojo, a la patronal le gustan tanto las subvenciones como a los sindicatos. De ahí la falsa impresión de unanimidad política y social acerca de medidas como los ertes, alabados tanto por la izquierda como por la derecha.

Como buena agitadora, la vicepresidente Yolanda Díaz amenaza a la patronal CEOE con el fantasma de una huelga general… y Garamendi se arruga

El problema es que tanto CEOE como CCOO y UGT viven de las subvenciones públicas. No sólo literalmente, ahí los sindicatos, más que la patronal, reflejan que el sentido de sus ‘logros’, tanto los de Garamendi como los del Sordo y Álvarez, consiste en eso: en conseguir más subvenciones, en meter la mano en el bolsillo a más españoles. Es decir, que CEOE, UGT y CCOO viven del dinero de los demás.

En paralelo y como buena agitadora, la vicepresidente Yolanda Díaz amenaza a la patronal CEOE con el fantasma de una huelga general y Antonio Garamendi se arruga. Lo cierto es que una huelga general sería un fracaso en la España de 2021… y tampoco la desea Pedro Sánchez. UGT y CCOO claman: si no me dais esto habrá movilizaciones. ¿A que no?