"El Ingreso Mínimo Vital (IMV) ha alcanzado a 611.029 hogares en los que viven 1.752.467 personas, según la estadística publicada por el Instituto Nacional de la Seguridad Social hasta finales de marzo": así celebra Moncloa el gran éxito del Ministro Escrivá

Recuerden que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y MigracionesJosé Luis Escrivá montó un autobús que iba a recorrer 40 municipios para informar y ayudar a tramitar el IMV. Dentro iban funcionarios voluntarios de la Seguridad Social que realizaban los trámites administrativos necesarios a las personas que acudían para solicitar el IMV. El ministro se sentía orgulloso del éxito de convocatoria: no olvidemos que estamos hablando de ciudadanos que han tenido que acudir a un autobús para pedir la prestación para poder sobrevivir, pero a Escrivá le daba igual, es todo un éxito y punto. 

La intención era llegar al "máximo" de hogares. Según datos del Ministerio, "uno de cada cuatro" potenciales beneficiarios del IMV aún no conocían la prestación. Y es que, si la previsión del Gobierno era que llegaría a 850.000 hogares, vamos camino de que el IMV cumpla tres años y a penas ha llegado a 600.000 hogares, y encima Moncloa anuncia a bombo y platillo que se ha llegado a 1.752.467 personas. ¡Toma ya! ¡Ánimo, Ministro, en otros tres años, igual alcanzas el 80% de lo que prometiste! ¡Grande sos, Escrivá!

Y sin despistarnos de lo importante, el ingreso mínimo vital, funciona de pena. Es más, el 73% de las solicitudes del ingreso se deniegan, y no deja de ser una limosna: un dinero que el Gobierno recoge de los ciudadanos que pagan impuestos y se lo ofrece a los necesitados, según el criterio del Ejecutivo... ¡a cambio de nada y se supone que para siempre jamás! El IMV supone, de paso, el vaciamiento moral de España: ¿para qué trabajar 40 horas a la semana por 950 euros al mes si puedo cobrar 1.000 sin dar ni golpe?