No conviene vender la piel del oso antes de cazarlo. Alberto Núñez Feijóo ha dado orden de no hacer ruido en materia empresarial hasta que no esté claro que ha ganado las elecciones y que es el nuevo presidente del Gobierno. Recuerden que hace escasas semanas, el gallego ya se veía triunfador dentro de su equipo empresarial, entre los que destacan Elías Bendodo y Esteban González Pons.

Algo comprensible, pero conviene ir un poco atrás en el tiempo. Dicho equipo empresarial se enfadó bastante a finales de año, cuando el PSOE iba ganando en las encuestas y el Ibex se había puesto de su lado, llegando a apostar por Sánchez e incluso ya buscaba relevo para Feijóo. Pero claro, cuando el PP empezó a ganar las encuestas, el péndulo giró al otro extremo y los Bendodo y los González Pons dijeron ¿ah sí? y ya buscaban venganza en BBVA, Telefónica, Indra, RTVE, etc. Ahora se han apaciguado las ganas de venganza. 

Al final, no se sabe si se ha impuesto el buen sentido o la impotencia (no, no se deben confundir) porque lo cierto es que no es tan fácil echar al prediente de una compañía privada, aunque sea un gestor no propietario y aunque esté en debilidad manifiesta. Las empresas privadas son de sus accionistas y estos tuercen el gesto cuando el Gobierno se inmiscuye en su vida corporativa o les coacciona medinte su actividad regulatoria. 

Y aunque en Génova continúan teniendo obsesión contra Carlos Torres, presidente del BBVA y mucho menos ahora contra José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, consideran que nada más llegar a La Moncloa, además de 'fusilar' al presidentes del CIS, cosa que nadie les reprochará, quieren cambios en las cúpulas de las dos grandes infraestructuras energética y cargarse a Beatriz Corredor, presidenta de Redeia (antes grupo Red Eléctrica) y ahora metida a ‘maestra’, y a Arturo Gonzalo, CEO de Enagás, porque son dos socialsitas de carné. 

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Es más, el entorno de Bendodo asegura que no se trata de una persecución ideológica (o sea, que en parte sí) sino que apuntan a socialistas menos sectarios, por ejemplo, el presidente sin mando de Enagás, Antonio Llardén, al que consideran más felipista y más centrado, y menos sanchista o zapaterista que Arturo Gonzalo.

Lo mismo se puede decir de Marc Murtra, presidente de Indra, a quien consideran, a pesar de su amistad con Pedro Sánchez, un hombre mucho más centrado, un socialista a lo Salvador Illa. En Indra puede haber sorpresas aunque es cierto que José Vicente de los Mozos, el nuevo CEO, mantiene buenas relaciones con el PP, sobre todo con José María Aznar

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Otros socialistas en posible línea de salida: el presidente de Hispasat, Jordi Hereu; así como el de AENA, Maurici Lucena, o el de Renfe, Raül Blanco

Por tanto, cambio en Génova: ya no se busca desmontar el Ibex, entre otras cosas porque a lo mejor no pueden, pero los responsables de empresas públicas o semipúblicas... no lo duden, tienen las horas contadas.

Eso sí, resulta que todavía no han ganado las elecciones del 23-J.