
Asistimos a una crisis mundial del automóvil que, como saben, empezó por culpa del eléctrico (debido a la baja demanda, el caro precio, los altos costes de producción y la fuerte competencia de las marcas chinas). Ante escenario, Europa no puede vetar los vehículos de combustión -los de diésel y gasolina-, como ya le advirtieron por carta los fabricantes y proveedores de componentes. Claro que en el reciente discurso sobre el estado de la Unión Europea, Ursula von der Leyen habló más del eléctrico, pero Manfred Weber le pide realismo y pragmatismo.
Ambos son dos políticos alemanes que ahora están presentes en las instituciones comunitarias y que son demócratacristianos, pues pertenecen al Partido Popular Europeo (PPE, o bien EPP por sus siglas en inglés). Llegaron a la UE desde Alemania, donde Von der Leyen pertenece a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) -que en su día lideró Angela Merkel y ahora preside el canciller alemán Friedrich Merz- y Weber es de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), pero los dos partidos forman coalición desde hace años para presentarse a las elecciones y también comparten grupo parlamentario en el Bundestag. Von der Leyen (que cumplirá 67 años el próximo 8 de octubre) comenzó el pasado diciembre su segundo mandato como presidenta de la Comisión Europea, gracias a la victoria del PPE y la gusta el cargo… por lo que a veces va algo por libre y apuesta demasiado por lo verde. Por su parte, Weber (53 años) preside el PPE y el grupo de dicho partido en el Parlamento Europeo, prefiere el pragmatismo y espera que Von der Leyen obedezca al grupo político que la nombró.
Estas ‘diferencias’ han vuelto a quedar de manifiesto, ahora en relación con el automóvil. En su discurso sobre el estado de la Unión, Von der Leyen volvió a insistir en que Europa debe alcanzar el liderazgo en vehículos eléctricos y acelerar la innovación en autónomos y conectados. Eso sí, para esto quiere crear una base competitiva para la fabricación de baterías y ha anunciado 1.800 millones de euros impulsar dicha actividad en la UE… y empezar a dejar de depender de China. Además, quiere que haya más industria europea y apuesta por fabricar aquí más eléctricos, prometiendo que se priorizará que sean, sobre todo, “vehículos pequeños y asequibles”.
Por su parte, Weber parece tener los pies, y las ideas, más cerca del suelo y de la situación del sector del automóvil en Europa y en el resto del mundo. En una entrevista con El Mundo y otro medio europeo, ha señalado que “debemos ser realistas, pragmáticos y no ideológicos”. Asimismo, ha referido que se deben dar facilidades al sector, revisar las exigencias de emisiones y no vetar el motor de combustión.
🚘🇪🇺 Von der Leyen se ha reunido hoy con los principales actores europeos dentro de la industria automovilística con el fin de abordar la situación de este sector e impulsar medidas para salvaguardar su futuro.
— Comisión Europea en España (@ComisionEuropea) September 12, 2025
III Diálogo Estratégico con la Industria Automovilística Europea ⬇️
Hace unos días, desde la feria internacional de automoción IAA Mobility en Múnich (Alemania), Sigrid de Vries, directora general de ACEA, señalaba que “la reunión del día 12 (el tercer Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Industria Automotriz Europea) debería sentar las bases para un enfoque político pragmático, más flexible y tecnológicamente neutro para la descarbonización del transporte por carretera y el cumplimiento de los objetivos climáticos de París. La rígida normativa sobre emisiones de CO2 de coches y furgonetas debe adaptarse a la realidad”. Y es que su opinión que haya “éxito” en todo esto “implica cumplir con todas las prioridades fundamentales de la UE: seguridad económica, competitividad industrial y un marco propicio que convierta los vehículos de cero emisiones en la opción preferida por los ciudadanos y las empresas de todos los segmentos. No se puede tener lo uno sin lo otro”.

Tras la citada reunión del día 12 con Von der Leyen, Ola Källenius, CEO de Mercedes-Benz y presidente de ACEA, ha afirmado que coinciden “en que se requieren medidas audaces y rápidas”, pero es urgente que se tomen medidas. En concreto, los fabricantes automovilísticos han referido que no se no se puede esperar a 2027 para revisar las normativas de emisiones ni el veto a los coches nuevos de combustión a partir de 2035. “Nadie tiene más en juego el éxito de la movilidad cero emisiones que los fabricantes de automóviles europeos. Una Europa próspera nos necesita, y nosotros necesitamos una Europa próspera”, ha remarcado Källenius. “Puede que aún no hayamos aclarado todas las diferencias ni tengamos las respuestas a todos los desafíos. Pero estamos seguros de que el abanico de soluciones se está ampliando y confiamos en que el trabajo de los próximos meses dará resultados. Europa simplemente tiene que cumplir en todos los ámbitos: descarbonización, competitividad y resiliencia de la cadena de suministro”, ha añadido. Christian Levin, director general de los fabricantes de camiones Traton Group y Scania, ha subraayado que “los fabricantes de camiones y autobuses están comprometidos con la transición ecológica de Europa: los vehículos están listos, pero no las condiciones propicias”. Von der Leyen, tome nota... y acelere, pero siendo neutra tecnolígicamente. Además, también debe tener en cuenta que los fabricantes han criticado que la UE tiene mayores precios de energía y costes regulatorios más elevados que otras regiones, lo que perjudica su competitividad.
En España, desde Faconauto, la patronal de concesionarios oficiales, se ha volarado positivamente la reunión del viernes 12. Su presidenta, Marta Blázquez, ha subrayado que este encuentro supone “un paso en la buena dirección, porque refleja que las instituciones europeas están tomando conciencia de los retos a los que se enfrenta el sector y de la necesidad de escuchar a todos los actores de la cadena de valor”. No obstante, desde la patronal se advierte de que “el tiempo apremia” y que todavía se echa en falta mayor velocidad y, sobre todo, más concreción a la hora de definir medidas -particularmente a establecer un nuevo marco en relación a la normativa de emisiones de CO2- que aporten certezas tanto a los ciudadanos como a las empresas que conforman el sector.











