EEUU y China han alcanzado un acuerdo comercial en virtud del cual se dan 90 días para poner en marcha sus respectivos aranceles el uno al otro. 

Pero no sólo eso: han decidido también rebajar los citados aranceles. En el caso de Washington, aplicará una cuota del 30% a los productos chinos (en lugar del 145% que había fijado previamente). Mientras que Pekín aplicará a los productos estadunidenses una cuota del 10%, en vez del 125% que había establecido anteriormente. 

El Representante Comercial de EEUU, Jamieson Greer, ha valorado así el acuerdo: "Lo que importa para el acuerdo hoy es que cada uno de nosotros acordamos reducir el arancel recíproco y las represalias relacionadas al 10%. Es decir, la reducción del 115% al 10%".

Por su parte, el Ministerio de Comercio de China ha señalado: "Esta medida se ajusta a las expectativas de productores y consumidores de ambos países, y redunda en beneficio tanto de ambos países como del interés común mundial". Pekín también espera que EEUU "corrija a fondo la práctica errónea de aumentos arancelarios unilaterales".

En cualquier caso, de este acuerdo se deduce la escasa visión comercial y geopolítica de la Unión Europea, que no ha sido capaz de llegar a acuerdos con la nueva administración estadounidense, al contrario que China. 

De hecho, pese a los 90 días de pausa arancelaria que se dieron ambos a principios de abril, la semana pasada trascendió que la UE prepara aranceles sobre 100.000 millones a EEUU en respuesta a Trump... 

Y todo esto deja a la Comisión Europea de doña Úrsula von der Leyen, una vez más, en ridículo.