Cuando llevas sin beneficios desde 2015 y 10.000 millones de euros perdidos en la última década, ganar 2.500 millones es algo estupendo y hasta presumes de ello. Es lo que ha hecho Deutsche Bank en 2021 y supone el mayor beneficio desde el lejano 2011, lo que, por otra parte, da una idea del desastre de la banca germana.

Lo cierto es que, para salir adelante, la mayor entidad financiera de Alemania se ha echado en brazos de la especulativa banca de inversión y ha dejado de lado el negocio doméstico que, ese sí, cumple una función social. Una lástima.

De esta manera, de los 25.410 millones de euros que ingresó en 2021 (un 5,7% más que en 2020), la mayor parte (9.631 millones) correspondieron al negocio de banca de inversión, que aumentaron un 4%, según los datos publicados este jueves por el banco. El segundo negocio, banca privada, solo facturó un 1% más, hasta 8.234 millones mientras que el negocio de gestión de activos se disparó un 21%, hasta facturar 2.708 millones de euros. La que pinchó fue la banca corporativa, que ingresó 5.150 millones, lo mismo que en 2020.

Y como el negocio de banca de inversión no requiere tanta mano de obra como el de banca doméstica, Deutsche Bank ha reducido su plantilla en 7.897 empleados desde el verano de 2019, cuando comenzó su plan de transformación.