La crisis en la eólica terrestre no sólo se ve en Siemens Gamesa, sino también en Vestas. Y es que esta última acaba de rebajar sus previsiones anuales (lo que en el argot financiero se denomina profit warning y que Siemens Gamesa ha hecho en varias ocasiones), tras registrar unas pérdidas de 1.031 millones de euros en los nueve primeros meses del año, reducir resultado bruto de explotación (Ebitda) e ingresos.

El fabricante de aerogeneradores danés ha culpado a los problemas de la cadena de suministro y el aumento de los costes por la inflación, principalmente. Claro que su presidente y CEO, Henrik Andersen, también ha aludido a “la incertidumbre geopolítica y la alta inflación”, que están lastrando los costes de ejecución y los niveles de actividad en la industria eólica. En las pérdidas de 1.031 millones ha influido un impacto adverso extraordinario de 517 millones, de los que 358 millones se deben a la guerra en Ucrania, pero Vestas ya estaba mal antes: entre enero y septiembre de 2021 sólo ganó 129 millones. Unos números rojos superiores a los que ya registró en el primer semestre.

El Ebitda ha bajado entre enero y septiembre, pasando de 998 a 122 millones; el resultado neto de explotación (Ebit) ha pasado de ser positivo en 215 millones a negativo de 1.155 millones; y se han reducido los márgenes. Además, los ingresos han descendido un 12%, a 9.703 millones.

Unos números que no son buenos y no podemos perder de vista su presencia en España, dado que cerró su planta de Villadangos del Páramo (León) en septiembre de 2018 y tres años después la de Viveiro (Lugo). Actualmente Vestas tiene aquí unos 2.000 empleados: ya sólo fabrica en la planta de Daimiel (Ciudad Real) y tiene centros en Granada, Madrid y Zaragoza.