La crisis de deuda ya está aquí, pero la propaganda oficial es tan intensa y machacona que está logrando trasladar la idea de que, en realidad, estamos ante una nueva crisis bancaria. ¿Y quién se ha endeudado tanto? Los gobiernos -los Estados- para mantener el Estado del Bienestar, es decir, para mantenerse en el poder, y las grandes corporaciones.

Por eso, que salga Joe Biden diciendo que los clientes deben estar tranquilos porque sus depósitos están asegurados y los podrán retirar desde hoy mismo, tiene bemoles. Lo primero, porque Silicon Valley Bank es más una financiera que un banco, es decir, apenas tiene depósitos.

Su negocio consiste en financiar empresas -startups y tecnológicas-, y lo hace emitiendo bonos con un interés que tiene que ir pagando. Todo va bien mientras las empresas le devuelven el crédito y el banco, a su vez, paga a los bonistas. El problema surge, no porque las empresas no devuelvan el crédito, que sí lo hacen, sino porque los tipos han subido y esos bonos se encarecen tanto que la entidad no puede remunerar a los bonistas o simplemente no encuentra financiación nueva. Es entonces cuando la cotización de la entidad se desploma en bolsa. 

No es, por tanto, una crisis bancaria, sino de deuda y el mayor emisor de deuda es el sector público, por ejemplo, el Estado Español, que durante más de una década ha contado con la inestimable colaboración del BCE, que le han comprado toda la deuda… ¡y a tipos negativos! Pero eso, que nunca debió comenzar, se ha terminado y ahora empezamos a sufrir las consecuencias.

Por eso, las palabras de Joe Biden -mañana del lunes- aseverando que el dinero de los depositantes está asegurado, incluso por encima de los 250.000 dólares establecidos, no han tenido ningún efecto en la cotización de los bancos norteamericanos, que abrieron la sesión con caídas abultadas: al desplome del 60%, el viernes, de Signature Bank, este lunes se unieron First Republic Bank (-63%), Western Alliance Bancorp (-50%) y PacWest Bancorp (-31%), entre otros. Ni siquiera la promesa del presidente de despedir a los banqueros 'malos', han animado a los inversores.

Efectivamente, son bancos pequeños o medianos, pero lo mismo sucedió en 2007 -aunque en aquella ocasión la causa no fue la deuda- cuando el primero en caer no fue Lehman Brothers sino el desconocido Bear Stearns.

El desplome de la cotización de los bancos españoles ha sido tremenda este lunes: Sabadell (-11,8%), Bankinter (-8,5%), BBVA (-8,2%), Unicaja (-7,7%), Santander (-7,3%) y Caixabank (-6,2%) han liderado las caídas del Ibex, que ha perdido los 9.000 puntos tras caer un 3,5%.

Pero tranquilos, porque Nadia Calviño ha asegurado, atención, que las entidades españolas, además de tener unos balances saneados, que es verdad, gozan de una supervisión “reforzada”. ¿Se referirá la vicepresidenta primera al BCE y al Banco de España aunque en realidad son una misma cosa en cuanto a la supervisión?

En cualquier caso, Calviño, como Biden, vende la idea de que el problema son los bancos, cuando en realidad la crisis es de deuda y ha sido provocada por los gobiernos como el de Pedro Sánchez.

Y esto es sólo el comienzo.