La vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, participó en el Congreso de la confederación de directivos españoles (CEDE) celebrado en Granada. 

Rodeada de enemigos: el rey Felipe VI, el presidente de Andalucía, Moreno Bonilla y, al menos eso piensa ella, Isidro Fainé director de CEDE, la vicepresidente exhibió su mejor sonrisa eléctrica, ante un auditorio que, como hemos dicho, no se deja engañar como otros, porque de economía, estos sí que saben. De hecho, saben bastante más que ella. 

No obstante ella lo intentó y lo forzó. Empezando por alabar a Isidro y la frase con el que el presidente de los directivos españoles había terminado su discurso, una cita de Santa Teresa de Calcuta: "quien no vive para servir no sirve para vivir". Mirá vos, ahora resulta que a Calviño le gusta la madre Teresa. A lo mejor piensa que es una feminista. 

Luego, una mentira a medias: el liderazgo es capacidad de diálogo y huir de las posiciones extremas. Ya saben moderación y mediocridad empiezan por la misma letra, por algo será. Por no recordar aquello de que la verdad siempre es radical. 

Liderazgo, según Calviño, es flexibilidad y capacidad de adaptación. O sea, convertirse en un camaleón y ¡que viva el sincretismo! Todo ello unido a las habituales tontunas progres: "El mundo de ayer no va a volver. Estamos en tiempos de cambio"... pero no nos dice en qué consiste ese cambio. 

Y muy modesta: "Gracias a las medidas que hemos puesto en marcha", es decir, gracias a ella misma, España se sitúa "a la vanguardia del vehículo eléctrico" -mentira- lidera la fabricación de chips -mentira y gorda-, etc, etc, etc. 

Calviño intenta la complicidad del Rey pero el monarca no acusa recibo. Una cosa es que no se atreva a pararle los pies al gobierno y otra que les baile el agua

Así es doña Nadia: un enorme embuste. A partir de ahí, pasa directamente a la propaganda: los datos de la EPA son maravillosos. ¿En serio? La EPA nos ha dicho que tenemos más paro, que seguimos a la cabeza del desempleo en todo Occidente, entre los 27 países de la Unión Europea y en toda la OCDE, pero nuestra embustera compulsiva, llamada Nadia Calviño, asegura que han sido unos datos formidables. Bueno, la verdad es que el embustero de su jefe ha dicho exactamente lo mismo. ¡Y ambos mienten sin despeinarse!

Y ya en estado de total embriaguez intelectual, concluye: "lideramos los debates en Europa y en el mundo". En el mundo mundial. Y todo ello, sirva de apéndice, sin caer "en la complacencia": palabra que soltó así, tal cual y sin estallar en la monumental carcajada que todos esperábamos. Yo no soy como otros que presumen...

Al final, exigió a los 2.000 directivos presentes que debían sentir "orgullo de país" que es como los sanchistas denominan al orgullo de nuestro gobierno, ese que con tanto acierto nos lidera. Fue en ese momento cuando intentó la complicidad forzada del monarca, que iba a hablar poco más tarde: podemos sentir orgullo de país... seguro que el monarca lo ratifica porque lo dice siempre. Pues no, el monarca guardó un exquisito silencio sobre el orgullo de país. Una cosa es que no se atreva a enfrentarse al gobierno y haya encargado a Pedro Sánchez la formación del Ejecutivo y otra cosa es que le baile el agua. Nuestro Rey puede ser cobarde, pero no idiota.