El fondo de inversión Carlyle parece que da por cumplido su tiempo en Raventós Codorníu. Y es que ha puesto a la venta su participación del 68%, una de las opciones estratégicas que analizará junto a Morgan Stanley y Banco Santander.

El fondo de inversión estadounidense controla el fabricante de cava y vino más antiguo del mundo desde hace siete años, aprovechando divisiones en la familia fundadora. No hay que olvidar que los fondos suelen tener un horizonte de inversión de unos cinco años en las compañías donde entran y después les dan el pase... logrando plusvalías, por supuesto. Es cierto que en Raventós Codorníu ya había superado ese plazo, pero también ha aguantado algo más hasta ver una mayor mejora de resultados.

Cabe recordar que en el ejercicio fiscal cerrado en junio de 2023, Raventós Codorníu logró una facturación de 215 millones de euros, superando los niveles preCovid; el volumen de ventas ascendió a 30 millones de botellas (+3%); el resultado bruto de explotación (ebitda) creció un 16%, hasta el récord de 33,6 millones; y volvió a números negros. En su último ejercicio (julio de 2023 a junio de 2024), el fabricante de vino y cava facturó 232 millones (+4%), tras vender 50 millones de botellas (+2%), y el ebitda creció un 15%, hasta un nuevo hito: 39 millones.

En 2018, el 100% del grupo Raventós Codorníu se valoró en 390 millones (incluida la deuda), por lo que el 68% suponía 265,2 millones. Ahora, no sólo está la mejora de los resultados de los dos últimos ejercicios, pues el actual se cerrará este mes, sino el hecho de que en cinco años, el grupo ha duplicado su rentabilidad y prevé alcanzar un ebitda de 50 millones a “corto plazo”. Asimismo, cabe tener en cuenta que en los últimos años no ha habido reparto de dividendo porque la prioridad era “reinvertir en el negocio”, como señaló el CEO, Sergio Fuster, en octubre de 2023.

En octubre de 2023, el CEO, Sergio Fuster, destacaba que la estabilidad accionarial estaba asegurada todavía por algunos años, pero que tardarían más de lo previsto en alcanzar una facturación de 400 millones, el objetivo a medio-largo plazo que fijó Carlyle cuando tomó el control. Al final el fondo se ha cansado de esperar

Sergio Fuster copia

 

En aquel momento, este ejecutivo destacaba que la estabilidad accionarial estaba asegurada todavía por algunos años, pero que tardarían más de lo previsto en alcanzar una facturación de 400 millones, el objetivo a medio-largo plazo que fijó Carlyle cuando tomó el control. Ante la noticia de la puesta en venta de su 68%, parece que el fondo se ha cansado de esperar... y no tiene la paciencia necesaria para ello. Eso sí, no se irá sin obtener cierta plusvalía, claro está. 

En octubre de 2023, Fuster también refirió que “el espumoso está de moda en el mundo” y que “desde hace dos años el cava está ganando cuota al prosecco (vino espumoso italiano por el que ha apostado mucho Freixenet en los últimos años) y el champán”. Claro que se debe tener en cuenta el impacto de la sequía en el cava, pues en los últimos tres años ha reducido tanto la capacidad productiva como la oferta de la Denominación de Origen Cava, situando las ventas totales en 218 millones de botellas en el año 2024, un 13,39% menos que el año anterior (con una bajada del 3,56% en el mercado nacional y del 18% en los mercados internacionales). Una sequía en la que también se escuda Freixenet para anunciar 180 despidos, lo que supone el 24% de su plantilla

Ahora el CEO del fabricante de vino y cava ha destacado también que “hemos profesionalizado la gestión, diversificado nuestras marcas y canales, y estamos mejor preparados que nunca para afrontar una nueva etapa de crecimiento rentable”. Además, ha afrimado que a falta de dos semanas para cerrar el presente ejercicio fiscal, “las perspectivas son positivas”, en el V Foro Cataluña que ha organizado El Economista. 

Y al hilo de futura salida de Carlyle, no se puede perder de vista que en España está dentro de otras empresas: por ejemplo, es propietario del 38,5% de Moeve (antes Cepsa), es decir, su segundo accionista, tras el fondo soberano de Abu Dabi -Mubadala-, que es dueño del 61,5% restante.