El hombre más temido en el IBEX es Larry Fink, el líder de BlackRock, el fondo de capital-riesgo más importante del mundo con permiso de los fondos soberanos de países petrolíferos, casos de Noruega o de Singapur... o del fondo árabe que ha entrado en Telefónica y que aún resulta más peligroso.

Fink es un especulador peligroso que se disfraza de políticamente correcto para que su codicia no se deje ver. No tiene nada de empresario, es un financiero puro al que poco importa lo que producen, la razón de ser, de las empresas en cuyo capital participa. Tan sólo 'le pone', su cuenta de resultados. Ni tan siquiera le ocupa su balance, sólo sus beneficios.

Blackrock participa en Iberdrola, Naturgy, Repsol, Solaria, Redeia y Enagás. Eso le permite hacer lo que le venga en gana en el sector eléctrico  español. ¿Que no es activista? Todos los fondos son activistas... y cortoplacistas

BlackRock tiene una capitalización bursátil de 115.000 millones de euros, cifra que puede sonar a poco si la comparamos con las grandes corporaciones industriales o bancarias pero, atención, estamos hablando de un gestor de fondos ajenos (que no es otra cosa es un fondo, porque siempre juega con el dinero de los demás), por lo que el poder real de Fink multiplica por 10 el que aparenta por su propia capitalización bursátil.

Pues bien, ahora BlackRock -en verdad una piedra negra- ha comprado a sus colegas de GIP, con lo que se ha convertido en el segundo accionista de la española Naturgy, con un 20% del capital. Es decir, es el segundo accionista de la mayor eléctrica española y la mayor gasera, Iberdrola y Naturgy y ocupa el mismo puesto en la principal petrolera española, Repsol.

Ahora mismo, Larry Fink es el principal inversor, colonizador, en la bolsa española, con un 5,4% de Iberdrola y un 5,5 en Repsol y otro tanto en Enagás, la infraestructura gasística española. Atención: posee, además, un 5% de la red Eléctrica (REDEIA)  y más del 4% de Solaria, una de las principales compañías del sector renovable.

Se ha dicho que las SA son sociedades sin alma. Los fondos son peores: no tienen alma ni cuerpo. Si aceptamos su modelo, la lucha contra el monopolio estará perdida de antemano. Además, se han convertido en el nuevo medio del capitalismo anglosajón para fagocitarnos... con nuestro dinero

En otros sectores, Blackrock participa, por lo general con esos mismos porcentajes, alrededor del 5%, en los grandes bancos (en España en Santander y BBVA) y es, en resumen, el principal accionista de los tres sectores con mayor peso en bolsa: banca, energía y telecomunicaciones.

Pues bien, la noticia no es que el pasado viernes 12, BlackRock anunciara la compra de GIP, otro fondo norteamericano, con lo que don Larry se convierte en el propietario de del 20% de Naturgy, sino en que ¡Moncloa se cruza de brazos! Tan rápido como es el Gobierno para defender sus pactos con Puigdemont para amnistiarle y aquí, en algo que afecta al interés de toda España, mutismo administrativo.

Hay que pararle los pies a Larry Fink, por ley. Hablo de limitar las inversiones de los fondos norteamericanos y de los fondos soberanos en las empresas españolas. Si no, destrozarán nuestro tejido empresarial.

BlackRock participa en Iberdrola, Naturgy, Repsol, Solaria, Redeia y Enagás. Eso le permite hacer lo que le venga en gana en el sector eléctrico  español. ¿Que no es un fondo activista? Todos los fondos son activistas... y cortoplacistas.

Conviene que volvamos a distinguir entre inversión extranjera directa o de cartera. El capital riesgo dejó de ser emprendedor casi desde que nació. Ahora sólo compra empresas ya en marcha y no aporta más capital, sólo intercambia el ya existente

Se ha dicho que las SA son sociedades sin alma. Pues bien, los fondos son peores: no tienen alma ni cuerpo. Si aceptamos su modelo, la lucha contra el monopolio estará perdida de antemano. Además, se han convertido en el nuevo medio del capitalismo anglosajón para fagocitarnos... con nuestro dinero porque el ahorro español suele estar en fondos... ¡que remiten a fondos estadounidenses!

Por otra parte, conviene que volvamos a distinguir entre inversión extranjera directa o de cartera. Es la terminología antigua y mucho más inteligible. Se entiende por inversión de cartera cuando tomas acciones de una empresa, o compras títulos, que ya están en marcha. Vamos que no crea nada. Inversión directa es España es la que hace una multinacional cuando se pone a fabricar coches, por decir algo, en España, y crea riqueza y puestos de trabajo en el país. Los fondos no hacen tal cosa, sólo compran acciones de empresa que y funcionan. Es una inversión meramente financiera y de esa sólo necesitamos lo justito para comprar nuestra deuda pública.

El capital riesgo dejó de ser emprendedor casi desde que nació. Ahora sólo compra empresas ya en marcha y no aporta más capital, sólo intercambia el ya existente.

Además, los fondos sólo persiguen más dividendo o más plusvalías, a costa de reducir costes. Por lo general, a costa de despedir empleados en las empresas en la que participan.

Por lo demás, si tomamos como ejemplo de lo que es BlackRock, podemos concluir que Lawrence Fink es un hombre políticamente correcto, es decir, un señor que se nos volvió ecologista cuando procedía y justo hasta el día en que descubrió que lo verde era caro, que lo del medio ambiente mermaba el beneficio de sus participadas.

Los fondos sólo persiguen más dividendo o más plusvalías, a costa de reducir costes. Por lo general, a costa de despedir empleados

Su historial se deja ver en las cartas, tan paternalistas como cursis, que envía a los ceos de sus sociedades participadas en todo el mundo. No es que pretende forzarles a caminar en una dirección -¡Noooooooooo!- sólo les aconseja que actúen según los signos de los tiempos... que ya decidirá el amigo Larry cuáles son.

BlackRock toma el 20 de Naturgy... y el gobierno calladito, Ahora sólo falta que la muy verde Teresa Ribera nos diga lo mismo que nos justificó cuando los tiburones de IFM entraron en el capital de Naturgy, que no era un fondo cortoplacista... como se ha podido comprobar desde entonces. Repito: un fondo especulador compra, desestabiliza un empresa estratégica española, productora de luz y gas, productos de primera necesidad... y el Gobierno apoya al fondo en lugar de apoyar a la empresa. ¡Toma ya, Sanchismo!

Cuatro días desde que BlackRock compró GIP y Moncloa continúa calladita.

Porque la noticia no es que BlackRock entre en Naturgy, la noticia es que el Gobierno no tenga nada que decir, que no anuncie una regulación para limitar el poder de los fondos en las empresa participadas y un límite a la inversión de los poderosos fondos anglosajones en las empresas estratégicas españolas.